En la extensa burocracia estatal dominicana, que cubre estos 48 mil kilómetros cuadrados con más de 700 mil miembros cobrando, hay una funcionaria permanentemente encuerdada, pues conoce muy bien un componente de la idiosincrasia militar-policial de corte trujillista que se define, desde el raso hasta el general, con la frase: “¡Yo no acepto órdenes de civiles!”. Esto es peor, por el machismo, si el civil es mujer, como es el caso de Claudia Francesca de los Santos, directora del Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (INTRANT), a quien la Dirección de Tránsito (y Picoteo) de la Policía Nacional (DiGESETT) no le hace caso.