Regenerar es reconstituir, es restablecer, reconstruir, rehabilitar, reeducar, enmendar; algo que hay que corregir porque está deteriorado. Aunque regenerar es también sinónimo de recuperar, en el caso de la Clase Politica nuestra, este análogo no le sirve pues han caído en una vileza tal, en un envilecimiento y abyección que no le es dable asumir un comportamiento y una conducta acorde a un demócrata.
Somos una sociedad “democrática” sin demócratas, pues la actitud de mezquindad, de ruindad con que asumen sus funciones no nos permite ver más allá del túnel; seres humanos que con sus acciones a través de políticas públicas contribuyan a crear mejores capacidades a los ciudadanos que representan y que han de articular con el Estado.
Los políticos, desde el Estado, han de coadyuvar con crear más conación activa en una sociedad, referida ésta a como el ser humano amplifica sus deseos, anhelos, motivaciones y esfuerzos. De lo que se trata es como crear mayores capacidades en los ciudadanos y ello significa como dice Martha Nussbaum, es un paradigma que se enfoca en una pregunta vital ¿qué son realmente capaces de hacer y de ser las personas? ¿Y qué oportunidades tienen verdaderamente a su disposición?
Cuando vemos todo lo que aconteció alrededor de los Diputados por disponer de RD$176.9 millones de pesos para regalar en el día de las Madres, sus reacciones y respuestas ante ésta anormalidad, nos encontramos frente a unos “representantes” que producen no solo repugnancia, sino desprecio y verdadero asco. Sus artilugios desembocan en un estado de regurgitamiento permanente, porque en sí mismo, sus palabras y sus acciones constituyen vomitivo sempiterno en la vida cotidiana, de su sociedad politica.
Pongamos varios ejemplos, para graficar sus posturas y comprender porque como ciudadanos tenemos que asirnos de mayor voluntad para desterrar con ahínco todo lo que no sirve. De no permitir la mediocridad y de cambiar todo lo que sea posible y dable de trocar:
1) Jorge Frías, PRD, dijo que estaba indignado porque “no nos dieron suficiente. Eran 300 millones de pesos que había que darnos a los Diputados para seguir dando, porque mientras más nos dan a nosotros, más les llega a los pobres en los barrios”.
2) Juan Quiñones, PLD, admitió que dar ayudas no es el rol de los Diputados, y las justificó con que hay demasiada pobreza en el país.
3) Rubén Maldonado, PLD y Vocero, consideró bochonorso e injusto que “desgraciadamente” existe un pueblo hambriento, que siempre espera algo de los legisladores.
4) Abel Martínez, PLD y Presidente de la Cámara de Diputados, admitió que dar regalos o ayudas no es la labor de los Diputados, pero dijo que ellos no pueden darle la espalda a las necesidades del pueblo. Dijo aspirar a que llegue un día en el país donde exista la educación y conciencia nacional de que los Diputados deben concentrase en su deber de legislar y fiscalizar. Lamentó que la Cámara de Diputados sea objeto del escrutinio de sectores “bañados de intereses oscuros”.
5) Senador Euclides Sánchez, dijo que como funcionario, los legisladores, elegidos por el pueblo, necesitan de un apoyo económico para atender necesidades sociales y técnicas. Defendió el Barrilito. Señaló que el Fondo Social (Barrilito) es verificado y auditado mentalmente.
Esos Diputados y Senadores, con su comportamiento expresan un bloqueo institucional y agudizan desde una perspectiva ideológica “la dádiva”, como uno de los tantos factores de la hegemonía partidaria. No dicen que el Barrilito y el Cofrecito son ilegales, ilegítimos, éticamente reprochables y moralmente condenables. Con el dinero público, realizar actividades privadas, que contribuyen a su fortalecimiento en las comunidades, en donde el agradecimiento es a ellos en concreto y no al abstracto, que en éste caso es la sociedad.
La democracia, cuando se abusa de ella, nos lleva a la demagogia, al populismo, a la deformación del bien personal y particular en detrimento del bien común, que en el caso de la Política, es crear políticas públicas que cree un espacio de Derecho, que propicie el Desarrollo Humano.
Lo que legitima más a una democracia es el consenso social y si hay algo en la sociedad dominicana que adolece de ésta categorización es el Cofrecito y el Barrilito. Por eso, nos negamos a internalizar que esa es nuestra democracia que tenemos, qué vamos a hacer. Esto es una caricatura de democracia, que merced al dominio de la Plutocracia y su competencia, aflora cada día por las auditorías de la Cámara de Cuentas, la presencia real de una Cleptocracia.
La Cleptocracia nuestra se alimenta de todas las modalidades de la corrupción; teniendo como principal soporte el blindaje de LA IMPUNIDAD. No hay límites para esa elite política, porque su degradación, su putrefacción es tan profunda, que en su imaginación y en su praxis, todo lo que hacen es “normal y tiene su explicación”. Argumentos que los deslizan más en el pantano de la miseria moral y en el lodazal de la historia, de la que no tienen sentido, porque actúan como animales no humanos, en el dilema del prisionero.
El eje fundamental de la Política es hacer factible, viable, de la manera más expedita posible, la provisión y canalización de bienes públicos para coadyuvar a la mejoría del bienestar de las personas, con la visión de crear capacidades para el desarrollo humano y no utilizar a la gente, con su hambre y su miseria, para reproducirlas como puente de su status.
¡Como ciudadanos tenemos que reencaminar ésta caricatura de democracia a una democracia con sentido, con contenido y a la certidumbre de lo público. Es la responsabilidad cívica y el compromiso social que nos convoca para dejar atrás la indiferencia, que nos aleja de LO HUMANO!