Además del económico, político y cultural, entre otros temas planteados por el Covid-19, la virtualización del trabajo o teletrabajo, el urbanismo y el territorio, de cara al futuro, surgen como temas de obligada atención. Desde mucho antes de la presente pandemia, estos tres últimos temas eran objeto de debate/propuestas en diversas ciencias y/o disciplinas, desde sus particulares perspectivas, centradas en el papel de la telecomunicación en la configuración del nuevo orden mundial. Sin ser determinista, la ubicación de cada país en la geografía mundial será crucial para aprovechar las transformaciones y potencialidades de la comunicación para poner en valor el territorio y el espacio. En esa geografía, nosotros tenemos un lugar privilegiado.

El buen sitial que ocupa nuestro país en la industria turística de la región, no sólo se debe a la belleza de nuestras playas y la gentileza de su gente, sino básicamente, a su ubicación geográfica: a dos horas de viaje aéreo de las costas norte, centro y sudamericana y a siete y media horas de la europea. La reconstrucción de la referida industria, es una de las prioridades del próximo gobierno, la cual deberá pensarse en la perspectiva de una de las experiencias más notable que ha dejado el Covid-19: la vulnerabilidad del sistema productico a nivel mundial, y la necesidad de potencial el teletrabajo como nueva forma de organización de la producción que, desde hace mucho tiempo, se había iniciado a nivel planetario.

La comunicación en redes no le ha restado importancia al papel de las ciudades como mercado físico de intercambio de mercancías, ni como lugar de estar preferido de la gente, pero la conjunción de las redes virtuales y los medios de transportes pueden acelerar las tendencias de algunas ciudades, tanto hacia el desarrollo, como al estancamiento/deterioro. En las competencias de estas por atraer turistas e inversiones, las mejor situadas, administradas y otras ventajas comparativas, tendrán mejor aprovechamiento de las posibilidades que ofrecen la reingeniería del sistema productivo a nivel mundial. En dicha reingeniería, el teletrabajo o trabajo en casa tiene papel un crucial e impactará profundamente, replanteando la descentralización, planificación y el ordenamiento territorial y espacial.

El desarrollo del comercio en las ciudades, determinó que las viviendas, básicamente del centro, cambiaran sus simultáneas funciones comercial y residencial, pasando a ser sólo comercial. El desarrollo de la comunicación ha determinado una vuelta al pasado, las redes han provocado que de nuevo la vivienda tenga uso residencial y de trabajo paralelamente. Al elegir su radicación para el trabajo a distancia, dice W. Mitchell, una persona preferirá espacios de importantes atributos históricos, culturales, clima, vistas panorámicas excepcionales. etc. Un libre profesional, nacional o extranjero, podría escoger como lugar de residencia/trabajo ciudades como Santo Domingo, Santiago, Puerto Plata o Samaná.

También, lugares de sol/playa/montaña para vivienda fija o segunda, en provincias como San Cristóbal,  La Vega o Barahona.  Eso requiere una óptima infraestructura de telecomunicación, además de seguridad e institucionalidad. La telecomunicación, no suprime la antigua importancia de la cercanía de los espacios para interactuar con familiares y amigos, pero ahora las diversas plataformas de comunicación multiplican esa interacción, agregando valor al espacio y la vivienda. El Covid-19 ha potenciado esa tendencia, y en el futuro tendrá un significativo impacto en las relaciones trabajo/capital, no siempre a favor del primero.

En efecto, la reingeniería de la producción, donde el trabajo en casa juega un importantísimo papel, plantea el tema de las nuevas relaciones trabajo-capital, en las que el capitalista le traslada una parte sustancial de los costes de producción al trabajador, al no tener que pagar el espacio físico de la casa, ni la infraestructura productiva, ni el costo social que implica para las relaciones interpersonales en el hogar la conversión de este en unidad de producción de una gran empresa. En tal sentido, podría decirse que es ésta otra forma de acumulación de plusvalía de parte del capitalista, demostrándose que en el capitalismo es imposible producir riqueza en términos sociales, sin una apropiación esencialmente individual. Una contradicción insalvable, cuya solución es aún desconocida

Pero este es otro tema de discusión, lo insoslayable es que el teletrabajo llegó para quedarse y lo importante es dar respuesta a ese nuevo fenómeno, que tiene fuertes amenazas y sólidas oportunidades para quienes conducen procesos de cambios, sea desde el poder como desde la oposición, y al que hay que responder aquí y ahora. Un reto para la política, la economía y para la planificación y el ordenamiento territorial en todo el mundo y para nuestro país, que tendrá un próximo gobierno que encontrará una sociedad desbastada y estresada en todos los órdenes. La coalición de partidos que deberá dirigir ese gobierno, tiene un programa donde se plantea que el territorio será el eje transversal en que basará su política de cambio.

El paso del Covid-19 y sus consecuencias hacen más pertinente esa concepción de ejercicio del poder y de la política.