Utilizando el tiempo en lo que la mayoría de nosotros hacemos, por motivo de la pandemia, decidí ver una película en una de las plataformas del momento; el multipremiado film “Parásitos”, ganadora de cuatro premios Oscar, entre ellos a mejor película y que también obtuvo la Palma de Oro en el festival de cine de Cannes.

Desde el inicio la producción surcoreana de ficción, tuve la impresión que la misma describía los mundos paralelos indigencia versus aquellos que viven dentro de círculos de poder socialmente estereotipados, ajenos de todo lo que les rodea; cuyas vidas penden de costosas marcas, lujosas mansiones, carentes del absoluto sentido de la realidad y solo guiados por un exacerbado deseo de dominio.

Mientras el largometraje se desarrollaba, me di cuenta de que más que una comedia negra, la producción es un drama intenso, fácilmente aplicable a cualquier país o cultura. Cada escena cuidadosamente trabajada, me logró transportar a la disparidad del mundo actual; donde asumimos como “bueno y valido”, “verdad o mentira”; “bien o mal” todo aquello estructurado por organizaciones cuya única finalidad es el control absoluto. Empecinados con el poder, escudando sus propias inseguridades tras el título de “líderes”, elegidos “democráticamente por voluntad popular”.

 

Desde el asiento, pude extrapolar las imágenes que me llevaron a la conclusión de que todo en nuestra vida presente o futura está íntimamente conectada a la idea del ahora, del como aprendemos a manejar nuestras circunstancias; mientras desarrollamos capacidad de respuesta ante las adversidades. Los parásitos existen en la naturaleza desde hace millones de años, demostrando el enorme poder de adaptación que tienen estos iónicos organismos; cuya simbiosis nace de la necesidad misma de coexistir.

Durante mucho tiempo se ha analizado la importancia que estos representa en nuestras vidas y un ejemplo de esto es nuestra flora intestinal o “segundo cerebro”, como se le llama a sistema colonizado por billones de bacterias que cumplen con varios aspectos fundamentales: función de nutrición y metabolismo, protección etc.

La película revela todo lo que los seres humanos podemos hacer por la necesidad de querer alcanzar algo. Elaborando el esquema para desarrollar los planes que conducirán a lo que se desea obtener. Y que al igual que los parásitos, necesitamos mantener esa relación de codependencia entre el huésped y su hospedador.

Dicha relación, por supuesto, no surge muchas veces de la determinación del invitado o del anfitrión; sino que surge de la necesidad de nuestro sistema inmune de lograr desarrollar una estrategia de defensa ante las infecciones y enfermedades. Cuando estas diminutas criaturas entran a nuestro organismo, se reproducen, se alimentan y en muchas ocasiones nos llevan a la muerte. Si todos los parásitos fueran beneficiosos para nosotros, quizás nunca desarrolláramos los mecanismos de defensa en caso de sentirnos vulnerados.

Es importante entender que necesitamos muchas veces que nuestras vidas se tornen bocabajo para hacer cambios importantes, la diferencia se marca cuando decidimos hacer lo correcto con enfoque y determinación. La película puntualiza la miseria humana en todo su esplendor, y lo hace desde el clásico enfoque de aquellos que la vida supuestamente les ha sonreído frente aquellos quienes su dolor parece no tener fin.

Estableciendo que no es suficiente con tener un plan; sin una buena ejecución, que más allá de los sueños existe detrás una enmarañada estructura forjada con disciplina, tenacidad, trabajo y determinación. Que aún aquellos cuyo estatus lo determina la cantidad de dinero que tienen el banco, ellos también están a la merced de una estructura parasitaria cuya única finalidad es alimentarse a expensas de la miseria de otros. Miseria que en muchas ocasiones es generacional.

La vida de cada ser vivo es buscar desarrollar la capacidad de subsistencia y adaptación, desafortunadamente para muchos, esto incluye el hacer lo que sea necesario para lograrlo.

En conclusión, cada grupo social en la película, dio muestra que cada uno utiliza los recursos que tiene; tras la obtención de un objetivo sin que le importe al final el dolor ajeno; así es como esta sociedad continúa avanzando, entrando como larvas al cuerpo de cada huésped y evolucionando a través de un proceso complejo que requiere de mucha organización; dando a entender que la finalidad de cada parásito es su propia supervivencia.