Nadie habla de su abuela o abuelo negro/a. “Hablamos del abuelo o abuela española, blancos, rubios y ojos claros…, lo importante es que era blanca/o, muy orgullosos! Y si hay un apellido “francés”…pues decimos: “vienen de Francia”!
He estado en esas reuniones familiares, de amigos, compañeros…etc. donde se toca el tema de nuestras descendencias. Aún no oigo decir: “Tuve una abuela, bisabuela, tatarabuela negra, a pesar de que el color me traiciona y dice que no soy blanca”.
El color negro está enraizado en mi piel, está plasmado en nuestras comidas, nuestros gustos, bailes, idioma corporal, y es que hasta nuestro caminar, nuestro lenguaje corporal lo delata!
Cuando uno confiesa y admiten que un familiar en nuestros antepasados era negro solemos decir “oscuro”, pero jamás negro. Negro es para cosas o animales y para los haitianos (ya que para muchos, África es sinónimo de negro y, negro es sinónimo de haitiano). Oigo decir: “mi apellido vienen de tal lugar de España, y si es francés, viene de Francia!. Pero no pregunto de donde viene mi color mulato. Hasta decimos que “los africanos que vinieron a esta parte oriental de la isla” fueron otros muy diferente a los que poblaron a Haití”!
Estamos orgullosos de esos que casi extinguieron nuestros aborígenes. Esos que esclavizaron a una población, que la oprimieron hasta la saciedad con todos los métodos de torturas horripilantes y de inequidad que no son contadas en los planteles escolares dominicanos. Pero NO estamos orgullosos de los que abolieron la esclavitud!
Este color que hoy tenemos aproximadamente el 70% de la población dominicana parece que fue dado por una varita mágica, donde el negro no tuvo su causa. Me identifico con lo “blanco, pelo bueno”. “Hay que refinar la raza, hay que seguir agregando “el blanco” para que el muchachito/a salga con mejor raza”, más blanquito, de raza más “fina”. “Soy indio claro, oscuro, lavadito, bronceadito, canela, moreno, pero jamás negro y mulato.
Hemos sacado nuestras riquezas explotando a esos que” no queremos”, porque son negros y pobres. Decimos que ellos son muy diferentes a nosotros, pero queremos su mano barata, mal pagada, sin ningún derecho laboral apegado a la dignidad humana. Hoy, después de tenerlos por décadas en nuestras “minas de producción personal y estatal”, les negamos el más elemental de todos los derechos, el derecho a una nacionalidad, el derecho a ser una persona, un ser humano, el derecho a existir”.
Un cálculo perfecto de los grupos de la ultraderecha en su lucha feroz de poner barreras fabricadas con un material inventado por ellos para ocasionar concordia entre los dos pueblos que habitan la misma isla.
La historia de nuestra verdadera identidad no es contada apegada a la verdad. Necesitamos historiadores, sociólogos, y personas que enseñen lo que sucedió en la isla. No títeres mentirosos que responden a grupos de poderes mediáticos manipuladores de la historia.
(*) Tony de Moya falleció unas horas después del diálogo sobre este texto. Era un ejemplo. Su trayectoria: Médico, Universidad Autónoma de Santo Domingo, UASD, Gerontología Universidad de Zúrich, Suiza. Terapeuta Familiar, Terapeuta Sexual, Diplomado en Fisiología del Ejercicio, UASD. Estudio de Nutrición, USA. Estudios de idiomas, Suiza. Colabora en el Centro de Integración del Migrante, Cantón Schaffhausen, Suiza y el Centro de Integración de la Mujer, Zúrich. Activista por los Derechos de la Mujer y Equidad de Género, Derechos Humanos y Protección del Medio Ambiente.