Las recientes amenazas de las que ha sido objeto el periodista Salvador Holguín, por parte de reductos cavernarios de la sociedad dominicana, pone en tela de juicio las garantías del Estado al libre ejercicio del periodismo sin cortapisas, en un país con un historial donde ha corrido mucha sangre de comunicadores valientes que han asumido el compromiso de asumir la verdad con todas sus consecuencias.
De ahí, que el papel de comunicador en la República Dominicana del siglo XXI atraviese por una disyuntiva cuestionable cuando para decir la verdad es menester tomar en cuenta a quién se afecta, de cuál ideología se trata y de qué cantidad es la manilla para vender el silencio, y así estar a salvo de sustos, amenazas y otros miedos de los cavernícolas a la sombra o de algunos de los potentados que detentan el poder.
El pecado de Holguín ha sido reclamar, como es justo y válido, transparencia en su programa Hilando Fino, por el Canal 33. A ello se suma que haya revelado en público la presunta amenaza contra el director de Acento, Fausto Rosario Adames, proferida hace cierto tiempo al parecer por elementos que se sienten en peligro de ser descubiertos por sus fechorías o que ven en la Prensa a un enemigo peligroso.
Ya hay bastante con un sector tendencioso de la prensa, ideológicamente bien pagado en detrimento del pueblo dominicano, para que ahora sujetos tenebrosos desde la oscuridad pretendan retrotraer la historia a etapas que ya han sido superadas
Muchos de los nuevos “amos y señores de nuevo cuño”, cultivados a la sombra del poder siniestro, no acaban de entender que los tiempos de horca y cuchillo listos para asesinar ideas han pasado a la historia. Que en tiempos de Internet, de redes sociales, de nuevas tecnologías con la misión de sacar a la luz lo que esta oscuro, nadie está a salvo para reclamar patente de corso para el asesinato y pretender quedar impune.
Por ello confiamos en que las autoridades pertinentes hagan cumplir los postulados de la Constitución de protección a la libre expresión, la libertad de prensa responsable, y el rejuego de las ideas sin sustos, ni amenazas ni miedos de ninguna naturaleza. De igual manera, que tomen notas Amnistía Internacional, Reporteros Sin Fronteras, Human Rights Watch y otras entidades pro defensa de los periodistas en el mundo.
Ya hay bastante con un sector tendencioso de la prensa, ideológicamente bien pagado en detrimento del pueblo dominicano, para que ahora sujetos tenebrosos desde la oscuridad pretendan retrotraer la historia a etapas que ya han sido superadas.
Las autoridades tienen la última palabra a la hora de proteger la vida y la integridad de Salvador Holguín, Fausto Rosario Adames, Juan Bolívar Díaz, Gustavo Olivo Peña y de otros valiosos comunicadores/as cuya ética y defensa de los mejores intereses nacionales ha sido incuestionable, y que se identifique a quienes enredados en sus intereses particulares pretenden llevar al país a la noche de los cuchillos sueltos tramando crímenes contra ciudadanos…