Nueva York.-Estados Unidos dijo que el avión ruso siniestrado en Sinaí, Egipto, el 31 de octubre,  lo tumbó una bomba. Inglaterra respondió enviando un buque de guerra a buscar 20 mil ingleses varados en la península egipcia. Ellos saben algo que nosotros ignoramos.

Después estallaron bombarderos suicidas en Beirut, el Líbano. El Estado Islámico (EI) reivindicó esos ataques y los del viernes 13 en Paris, donde murieron más de 100 personas.

Francia tiene un problema histórico con los fundamentalistas islámicos.

Los africanos residentes en Paris, la mayoría musulmana, habitan caseríos depauperados y oscuros, fuera de la “Ciudad de las Luces”; excluidos del “Liberté, égalité y fraternité” de la República Francesa.

Más de mil franceses excluidos combatieron con el EI, cientos retornaron a las afueras de Paris, es imposible monitorear tantos indignados; esto no tiene solución policial.

Y el presidente francés, François Hollande, repitió la estúpida respuesta de George W.  Bush  al 9-11; prometió “guerra” contra el EI, eso quieren. El secretario de estado John Kerry fue tan apocalíptico como idiótico, prometió “borrar el terrorismo de la faz de la tierra”.

Este ataque, 11 meses después del lanzado contra la revista satírica Charlie Hebdo, es el 9-11 francés, y tendrá repercusiones mundiales.

Tras el 9-11 Estados Unidos olvidó la reforma migratoria; éste 9-11 francés cerrará las puertas de Europa a los refugiados sirios.

Restringirán más nuestras libertades públicas e individuales, el “Acta Patriótica” de Bush será revisada, actualizada y ampliada.

La “Primavera Arabe” del 2011 fue un levantamiento pacífico infructuoso; pidieron libertad y mejores condiciones económicas, consiguieron más represión en Egipto, desestabilizaron varias sociedades, empeoraron las condiciones generales.

Quedó claro, los reclamos pacíficos no reportan ningún beneficio.

La violencia económica y política contra esos pueblos, sólo generará más respuestas violentas, nuevos ataques, quizá más espectaculares, son una posibilidad real.