Estamos de acuerdo que el PLD ha sufrido una derrota aplastante, histórica y merecida. Deberíamos así mismo entender que, entre las Cadenas Humanas desde 2015, la Marcha Verde desde 2017, las manifestaciones en la Plaza de la Bandera del 2020 y el 5 de Julio hay un hilo conductor y que ese hilo está definido porque esas jornadas marcan la emergencia de la clase media dominicana y exhiben sus atributos. ¿Que ha sucedido? ¿Cuales factores llevaron a este desenlace? ¿De que no nos habíamos dado cuenta?
Encontré la respuesta la mañana del lunes 6 de julio, en las áreas verdes de APROLECHE, en la Feria Ganadera mientras conversaba o mas bien interrogaba a Hans Schaeffer Jr. a quien aprecio y distingo como si fuera un hijo. Hablábamos del voto de los jóvenes, de la desesperanza de estos, de sus perspectivas de empobrecimiento y también del rencor acumulado ante los desmanes, la sordera y el estupro perpetrado contra todos por Danilo Medina y el PLD.
Las clases medias tradicionales, patriotas e inexpertas de los años 60 fueron derrotadas; en los años 70 gradualmente abandonaron la lucha revolucionaria, de izquierda o patriótica y gran parte del quehacer político; se dedicaron a prosperar y emigrar mientras la gestión y el accionar político pasaron gradualmente a una clase media baja que carecía de representación propia pero que se adhería, presta y gustosa, a cualquier proyecto donde percibiera vocación de poder. Eso la llevó tanto al reformismo como al perredeismo.
Esa clase media baja a partir de finales de la década de los 70 encontró en el PLD la legitimidad de la que carecía y trajo consigo a la política valores que no conocíamos pero que el propio Juan Bosch, el autor intelectual y político de su reivindicación, describió. Esa clase media baja era, según explicó Bosch y ha demostrado la historia reciente, depredadora, arribista y trepadora. Una parte de ella encarnó una falsa izquierda y otra, mas pragmática, persiguió con éxito a través del PLD la conquista del poder cuyas posibilidades habían aprehendido con la ayuda del Partido Reformista. Eran los tiempos (1982-2008) en que la política descendía a la categoría de mercado y los ciudadanos se convertían en consumidores.
La clase media baja izquierdizada puede ser y ha sido progresista, pero también y en periodos largos de reflujo se convierte en una fuerza eminentemente tóxica. Esa clase media baja, izquierdizada, pobremente educada pero ilimitadamente ambiciosa se colocó en el gobierno con el PLD. Como oposición produjeron versiones marginales de esa otra izquierda dividida, subdividida y atomizada hasta el absurdo convertida en ONGs.
Precipitada por las primeras secuelas de la crisis financiera global del 2008, comenzó un cambio gradual en las luchas de protesta. Un estrato de clase media representado por Somos Pueblo, Santiago Somos Todos y otros y otros empezó con las Cadenas Humanas y cuando las demás condiciones fueron propicias creció hasta convertirse en la Marcha Verde; jornada masiva, pacífica, muy ciudadana, que se vanagloriaba de ser educada, de no quemar gomas ni tirar piedras. A pesar de que todos coincidíamos en que la Marcha Verde era un fenómeno de clase media no supimos entenderlo ni derivar las consecuencias de lugar. Por eso no vimos claro que la Marcha Verde del 2017 era pura clase media y cuando la izquierda intentó cooptarla se desactivó. No obstante, grupos, como Somos Pueblo asumieron una misión extraordinaria. Difundieron y documentaron todas las denuncias que la prensa tradicional ocultaba o rehusaba publicar y esa labor fue parte de lo que condujo al 5 de julio del 2020 y se mimetizó en la propuesta política que produjo el 5 de julio. Fue así y no al revés.
El PRM no conquistó la Marcha Verde y lo que esta representa sino que todo el descontento decidió volcarse y cuajar en el PRM una opción ganadora para castigar al PLD y para abrir oportunidades de desarrollo democrático.
Sucede, que los que buscamos entender y explicar las cosas no nos habíamos percatado de que las clases medias dominicanas, en sus estratos medio y alto, a partir del año 2017, habían retomado la iniciativa política y empezado a ocupar el espacio que antes, desde 1982, habían cedido gustosamente a la clase media baja y a esa izquierda sobreviviente y venida a menos, decrépita en algunos casos, políticamente fracasada en todos.
El discurso, la conducta, la visión y por eso el accionar de esta camada de clases media del 2020 pudo, tras ser golpeada y puteada por el PLD, asumir un liderazgo y un activismo que había perdido desde finales de los años 60 cuando produjo una generación entera de mártires. Tras esos fracasos de aquella clase media (del 14 de Junio, los militares constitucionalistas y parte del PRD histórico entre otros) que se hizo izquierdista vino una recesión política, el desconcierto y múltiples deserciones y frustraciones.
La Marcha Verde, que ninguno de nosotros supo interpretar correctamente, fue la primera grande y exitosa manifestación de que, empobrecida por el neoliberalismo y puteada por la gestión política de las clases medias bajas depredadoras, estas otras clases medias y altas empezaban a reclamar el espacio político que les correspondía pero que ya estaba ocupado. Pero, repito, no lo vimos, no lo entendimos a tiempo.
Al ver ahora como el país en pleno se posicionó contra el PLD (lease falsa izquierda y clase media baja enriquecida y canalla) y como, a pesar de los abusos de todo tipo perpetrados contra ella prevaleció una conducta civilizada que enfatizaba el repudio a la violencia. Ahora es posible entender que los nuevos protagonistas de la política dominicana están en esa clase media y persiguen rescatar la democracia no destruirla. Por eso estarán obligados a perseguir la corrupción, hacer justicia y refundar la república.
Medio siglo después de la generación de los mártires, la clase media dominicana cuyos jóvenes no pueden emigrar porque no tienen a donde (pero prefieren decir que no quieren hacerlo) avergonzada; amenazado su presente y su porvenir deviene actor de su propio destino, da el salto a la política que rehusó antes de y durante la Marcha Verde y transforma el escenario. Ese reclamo de justicia, esa urgencia de adecentar el país expresa la naturaleza, los intereses y los atributos de lo mejor de las clases medias dominicanas en este momento y coyuntura históricos.
Debí haberlo visto antes.