A propósito de la designación del Mayor General, Nelson Ramón Peguero Paredes, P.N, como nuevo jefe de la Policía Nacional y de los Nuevos directivos en AMET, DICRIM, DICAN, es oportuno saludar sus nombramientos augurándoles los mejores de los éxitos.
Luego de felicitar a cada uno en su persona, es de rigor mostrar la satisfacción de que nuevos actores traen nuevas esperanzas y expectativas, pero, así mismo es imperativo destacar los grandes retos y la triste realidad que envuelve a nuestra excluida y estigmatizada Policía Nacional. Después de 79 años de creada y a pesar de los grandes procesos de crecimientos estructurales; así como los grandes cambios en actualizaciones de sus normativas, es cada vez más débil en cuanto a la institucionalidad, en sus resultados de eficiencia, en respuestas a los crímenes y violencias; de igual manera, imperceptible en ganar la confianza y el respeto de la ciudadanía, y ni decir del deterioro ético y moral.
Por otro lado las personas responsables y con integridad son perseguidas, discriminadas y excluidas a la primera oportunidad, en fin reciben todo tipo de maltratos, siendo víctimas del podrido sistema, sean estos funcionarios civiles o de uniforme; situación que se agrava cuando miran a los más corruptos recibiendo premios inmerecidos y casi siempre ocupando las posiciones de prestigio, con mayores recursos. Y penosamente sufren la indiferencia del pueblo y la clase trabajadora que por temor e influenciada de la manipulación mediática, toleran y se unen a la servidumbre voluntaria; dando vigencia y legitimidad a un sistema opresor e inhumano; y que no muestra voluntad política para mejorar.
General Nelson Peguero, aproveche y asuma este gran reto que a la vez es una oportunidad para revertir el derrotero en el que nos han mantenido desde el mismo nacimiento. Ya nada es secreto, día tras día estamos siendo testigo de revelaciones públicas que dejan al descubierto las situaciones internas sobre casos de abuso de poder, encubrimiento de corrupción y todo tipo de crimen, puestos ocupados por militares, traslados, arresto, cancelaciones y retiros dentro de la Policía Nacional, todos irregulares. Señor jefe, 79 años son suficientes para marcar la diferencia, aplique y haga cumplir la ley.
La realidad del problema es que nunca se cumplió la ley derogada, No. 6141; no se cumple la vigente, 96-04, que es buena, ni se cumplirá la propuesta en debate en el congreso, la cual debo, aclarar, de aprobarse será un retroceso.
Pagamos la consecuencia de ser una sociedad anómica. Nuestra ley orgánica policial vigente manda designar en los diferentes puestos por méritos, los probos y capaces; en lo que deben participar activamente todas las comunidades. Contempla comunitarizar la Policía, debiendo reconocer que dicho proceso comenzó el saliente Jefe Manuel Castro Castillo y el mismo debe continuar. Da autonomía presupuestaria que nunca se ha aplicado. Además establece los derechos profesionales de la carrera policial y proteger derechos y libertades de los ciudadanos.
Un Policía Haitiano gana 525 dólares y un Policía Dominicana 130 dólares, que vergüenza. La mejor reforma policial comienza con salarios dignos y presupuesto suficiente. Pero en lo que llega esa conquista, es posible mejorar el trato humano, estricta depuración de cada miembro y distribuir equitativamente con transparencia los recursos existentes. Incluyendo firme regulación de las 8 horas laborables establecidas. Sin dejar de lado lo más importante, proteger y defender la dignidad y calidad de vida de sus policías, además de lograr la uniformidad, el orgullo y el prestigio que se han perdido.
Repetimos “nuestra sociedad es anómica”, es cultural el desconocimiento y el irrespeto a la Constitución y las leyes. Y lo peor de todo, la gran mayoría desconoce y no se interesa en conocer su ley ni su Constitución, no se puede cumplir y hacer cumplir si no se conoce. La ONU, define a los policías como funcionarios encargados de hacer cumplir la ley junto al sistema de justicia.
Para ir reduciendo el mal, solo debemos aplicar de manera estricta el imperio o la dictadura de la ley.
General Peguero, dé un ejemplo, libere a la Policía y a la sociedad de esos generales y coroneles corruptos (con sus equipos) y que conviven con el crimen, juéguesela, sea el protagonista de asuntos internos, “policía de los policías”, la sociedad y al gobierno más que a nadie le urge. Además, es una oportunidad para reducir la conspiración, sin publicidad y lo que ameriten, sometimiento a la justicia.
La Policía Nacional padece de todos los males sociales, pues somos un reflejo de la misma sociedad; los policías comunes, humildes, de poco rango, que son la mayoría, son víctimas del sistema y son usados por quienes los dirigen, mantenidos en la ignorancia y la explotación. Los policías no cuentan con un órgano que proteja y garantice sus derechos y libertades, ni hay ningún poder fáctico que lo haga. La cultura de mando y el desenvolvimiento de los afanes policiales y militares es similar al de un estado de guerra o de excepción, viven en zozobra e incertidumbre constantes, sin planificación alguna que le permita programarse.
Señor jefe PN, en 79 años no hemos sido capaces de ver y tratar como seres humanos a nuestros policías, cásese con la gloria, siente un precedente a favor de la dignidad de los policías, inicie la revolución para conquistar la confianza ciudadana, reivindique el lema “Todo por la patria”.
Dios les bendiga siempre Pueblo Dominicana.