¿Por qué el PLD se opone a que se designe una Junta Central Electoral integrada por dominicanos y dominicanas sin militancia política partidista?
La respuesta es obvia: algunos líderes peledeistas están decididos a reelegirse en el poder por votos o por “votos”, y para lograr lo último necesitan “su” Junta.
¿Debe ser aceptada, por la oposición y la sociedad independiente, una Junta Central Electoral integrada por dirigentes y militantes de un partido político? ¿En que beneficia esa parcialización o desequilibrio a la sociedad y a su sistema democrático?
¿Aceptaría el PLD que cuatro (4) de los cinco (5) miembros de la nueva Junta sean dirigentes del PRM, el PRSC, Frente Amplio y Alianza País, respectivamente? Sabemos que no. Y sabemos también que carece de sentido sumir al país en confrontaciones continuas por imponer un absurdo como ese.
Ahora bien, según sondeos gran parte de los ciudadanos esperan que los peledeistas impongan su mayoría mecánica en el Senado. Otros consideran que se impondrá una “solución” de reparto, en el que los partidos de la oposición se transarían por algunas posiciones en la JCE y el TSE, y ¡san se acabó!
Aunque no es imposible, es difícil que los hechos terminen así.
Los representantes de la oposición están expresando sentimientos fuertemente enraizados en las bases de sus respectivos partidos, que consideran que la respuesta al desafío actual es la lucha resuelta de masas.
Aceptar la repetición de la misma JCE y el mismo TSE, o un esquema similar, sería un error políticamente letal para la oposición y nadie debe pedirle que se suicide.
Y, de otro lado, ¿tiene sentido para el presidente Medina desgastarse en una larga confrontación defendiendo una Junta que casi todos cuestionan y muy pocos defienden?
Naturalmente, a algunos líderes del PLD no le sentaría mal que Danilo se desgaste entre dos fuegos: el estrés económico-fiscal y el ataque sin respiro desde diferentes flancos.
Las nuevas circunstancias nacionales indican que estamos en el umbral de una confrontación política que podría derivar en situaciones peligrosas y que el presidente Medina tiene la obligación de evitar. El presidente Medina pidió a Monseñor Núñez Collado organizar ese Dialogo con la oposición política y, consecuentemente, no debería dejarlo solo.