Nueva York.-“En Política Internacional la geografía es el objetivo y destino final”, dice Jeane Kirkpatrick en su ensayo “Dictadura y Contradicción”, ella fue embajadora estadounidense ante las Naciones Unidas.
La geopolítica reconoce los estados Dominicano y Haitiano, pero en política internacional sólo existe la Isla Hispaniola, “una e indivisible” como acertadamente dijo el inmenso Toussaint Louverture.
Eso es básico para entender por qué el presidente Donald Trump invitó gobernantes caribeños a su retiro de Mar-a-Lago, Florida para discutir acciones hacia Venezuela y China.
Ubiquemos geográficamente a Venezuela, esto es política internacional. Justamente al norte tiene la Hispaniola, los gobernantes dominicano y haitiano estuvieron en la reunión, al Noroeste Jamaica y al Nordeste St.Lucia, sus gobernantes también asistieron. Puerto Rico es territorio estadounidense, hay hostilidades con Cuba, Trump invitó al gobernante de las Bahamas, que está directamente al norte de Cuba.
Es fácil inferir que Trump acorrala al presidente venezolano Nicolás Maduro, y que discutió eso con sus invitados, ya cuenta con el apoyo de Colombia y Brasil.
Maduro está acorralado, su cuenta regresiva avanza con rapidez, él lo sabe, pero pretende que ocurre lo contrario.
Trump asegurará el apoyo que necesita ofreciendo aumentar la cooperación estadounidense con las islas.
El otro tema de agenda en Mar-a-Lago era China.
No hablaron de China según Medina, quien aspira a la reelección, pero lucía algo deprimido durante la reunión.
Parece que en el vuelo de retorno su equipo decidió que debía salir con un discurso optimista para borrar el rostro pesimista claramente visible en la reunión.
En las fotos del cónclave Trump lucía feliz, más contento que un perro moviendo dos rabos, escuchó muchos “si señor”, Medina lucía infeliz, ¿le dijeron, “no señor”?.