Mis sugerencias de que el Episcopado prohíba condones y anticonceptivos en los templos, haga respetar los protocolos de la confesión y no permita que se imparta el catecismo a puertas cerradas, han causado sensación entre los curas que, arrastrándose de la risa, sugieren que mas bien se saque de entre los apóstoles a Pedro, pregonero del celibato, y simplemente se permita que los curas se casen…Porque hasta Cristo, hombre al fin, no pudo resistir la tentación de la carne, y todo el mundo dice, hasta el tal Sabina, que una vez que vio aquella hembra, se fue con ella (y, por cierto, nunca le cobró la Magdalena).