Los gobiernos municipales deben tener una mayor incidencia en la reducción de violencia y el fomento de una cultura de paz. En este sentido, deben contemplar  entre sus prioridades el fomento de la Negociación Comunitaria Municipal como una estrategia idónea para asumir estos retos. Desde los ayuntamientos se deben crear los mecanismos  para la mejora de la convivencia pacífica, la prevención y reducción de la violencia y el fomento de una cultura de paz en su territorio. 

Para lograr este propósito,  los Ayuntamientos, en el marco de la legislación que los rige, deberán considerar la organización del Servicio Municipal de Mediación y Convivencia Ciudadana,  pudiendo comenzar su implementación por las Juntas de Vecinos y otras organizaciones comunitarias existentes, cuyo empoderamiento deberá ir acompañado de una sensibilización y una labor educativa.

Una de las principales herramientas efectivas de este servicio es la Mediación, considerada como un proceso en el que  las partes en disputa gestionan y resuelven sus conflictos a través de un diálogo pacífico, el cual es conducido por un mediador de la misma comunidad.

La mediación representa una oportunidad para escuchar y ser escuchado en un clima armónico, respetuoso y pacífico. Además, reduce el antagonismo y el enfrentamiento y facilita la comunicación para la construcción de acuerdos entre las partes. Procura mejorar la calidad de vida de las personas y fomentar las relaciones interpersonales, la comunicación y la convivencia pacífica en su entorno.

Para que la mediación tenga los resultados esperados se hace necesario concienciar a la sociedad sobre las ventajas de la mediación comunitaria como instrumento de mejora de la convivencia; reflexionar sobre la formación específica de los mediadores; empoderar a los ciudadanos mediante herramientas que fomenten y fortalezcan la “cultura del acuerdo” y establecer protocolos de actuación para resolver  los conflictos y las disputas vecinales.

La mediación comunitaria es un procedimiento de gestión de conflictos comienza por  creación de un clima de convivencia pacífica que hace posible el que las partes en disputa puedan arribar a una solución por mutuo acuerdo, sin convertirse en adversarios y compartiendo las soluciones posibles propuestas por las mismas partes.

La mediación puede considerarse también como un proceso que enfatiza el futuro de las relaciones y de la convivencia pacífica ofreciendo a las partes un espacio protegido, participativo y confidencial en el que las personas tienen la seguridad de que serán escuchadas preservando su dignidad, sus derechos, su consideración social y garantizando que sean ellas las que descubran y controlen las soluciones pertinentes y que, de la misma manera, sean capaces de generar sus acuerdos y compromisos, requiriendo para ello una o varias sesiones.

Los mediadores juegan un papel muy importante en el proceso de mediación. Su función principal consiste en habilitar el diálogo y la conversación. Particularmente, los mediadores comunitarios se dedican a fortalecer los lazos sociales y a propiciar el diálogo mediante  vínculos surgidos  de la cercanía,  la convivencia y la vecindad.

La mediación ahorra tiempo y dinero y evita la judicialización innecesaria. Es absolutamente voluntaria. De la misma manera que las partes acuerdan  participar libremente en la mediación, también pueden retirarse cuando lo consideren. Aunque debe formar  parte de la  responsabilidad y la habilidad del mediador el mantener motivadas a las partes para que permanezcan en el proceso y logren  llegar a un acuerdo que  les satisfaga.

La persona mediadora no toma partido a favor de  ninguna de las partes ni propone soluciones. Las estimula. Es imparcial. Es discreta y confidencial. El proceso de mediación tiene como principio básico la confidencialidad. La persona mediadora procurará garantizar un marco de seguridad y respeto a los participantes.

Los vecinos son los mejores mediadores de las partes en conflicto, ya que están involucrados, conocen mejor la situación y muchas veces son afectados de la misma manera que los actores en el conflicto.

La mediación comunitaria supone devolver a los ciudadanos el poder para resolver sus conflictos a través de un procedimiento democrático, recuperando la capacidad de decidir la solución a sus propias controversias, sin que sea un tercero quien la imponga sin su consentimiento.

Consideramos que la Mediación  Comunitaria debería ser impulsada y adoptada por todos los Ayuntamientos de todos los municipios y distrito municipales del país como una forma de dotar a la ciudadanía de más y mejores herramientas para desactivar los conflictos y la violencia, fomentar  la  convivencia pacífica y  crear una cultura de paz.

Aunque esta idea no aparece en los proyectos de gobierno local de los candidatos a  Alcaldes y Regidores,  las comunidades mismas deben hacerla suya, impulsarla y exigirla. ¡Los que se atrevan verán los resultados.