“En este momento donde las tecnologías nos están invadiendo, con un valor extraordinario, pero nunca sustitutivo del maestro: el maestro debe ser la joya de la corona de un país. Es su humanidad lo que puede transmitir humanidad, nunca una máquina”. – Francisco Mora
Si el maestro debe ser la joya de la corona de nuestro país, entonces debemos cuidar con esmero su proceso de formación integral, base de su desarrollo continuado. Y para perfeccionar y pulir esa joya de la corona que debe ser el maestro, nada más importante que fortalecer su formación profesional inicial.
Si algo augura bien en el horizonte de la educación dominicana, sin duda alguna debemos destacar que tenemos una institución puntera, dedicada exclusivamente a la formación de educadores de excelencia. Es un instituto de educación superior de formación docente de carácter estatal y de servicio público, anclado en una larga tradición que remonta a las escuelas normales hostosianas del siglo XIX, con visión de futuro y preparado para seguir evolucionando al ritmo de los nuevos tiempos. El Instituto Superior de Formación Docente Salome Ureña (ISFODOSU) es la joya de la corona del sistema educativo dominicano, sentando las bases de la educación de excelencia para todos, meta que nos desvela desde los albores del primer Plan Decenal de Educación hace tres décadas.
Su matrícula es reducida, no por decisión del Instituto, sino porque todos los aspirantes a estudios de grado deben aprobar dos rigurosas pruebas de ingreso: la Prueba Diagnóstica Inicial de Orientación y Medición Académica (POMA) del MESCyT y la Prueba de Aptitud Académica (PAA) del College Board. Sobran plazas para estudiar en sus seis recintos de la capital y tres provincias, pero no abundan los candidatos con sólida formación de base, a pesar de los sostenidos esfuerzos de la institución para reclutar los mejores prospectos, con sus visitas a los liceos y politécnicos.
Para ayudar a los aspirantes, PREPA K-12 es un programa gratuito de talleres formativos sabatinos de preparación para la PAA, dirigidos a bachilleres que aprueban la POMA. Además, el ISFODOSU ha instituido un programa de nivelación académica para los candidatos que quedan en el umbral de la calificación mínima en la PAA, con notable éxito en nivelar sus conocimientos en un cuatrimestre para poder pasar la prueba en su segundo intento. Gracias al 4%, todos los estudiantes de grado son becados por el Instituto Nacional de Formación y Capacitación Magisterial (INAFOCAM), incluyendo un estipendio para cubrir gastos de transporte para los que no residen en uno de los recintos habilitados del ISFODOSU, y gastos misceláneos, para que, sin tener que trabajar, estudien a tiempo completo y puedan hacer las 1,354 horas de prácticas docentes supervisadas en contextos reales, elemento esencial de la formación magisterial.
Además del énfasis en la praxis docente, valoramos especialmente tres elementos del programa de estudios del ISFODOSU:
Tecnología Educativa. A la vanguardia de los requerimientos que impone la evolución de las sociedades, los estudiantes del ISFODOSU se gradúan con un diplomado en tecnología educativa con opción a certificación internacional como profesor Microsoft. El Diplomado de Tecnología Educativa ISFODOSU cuenta con 400 horas de clases y es requisito obligatorio para graduación. Este componente de su formación ha sido invaluable para afrontar los retos de la educación a distancia.
Inglés como segundo idioma. Durante la carrera, los estudiantes cursan un total de 960 horas de clases que acreditan en el nivel B2, con lo cual pueden presentarse a los exámenes internacionales como el Cambridge británico o la variante del estadounidense TOEFL.
Valora ser. Los futuros maestros estudiantes reciben formación en neuroética a través de Valora Ser, un programa que se desarrolla en común acuerdo con el Banco BHD León, y que tiene como meta promover el desarrollo de una cultura basada en valores en la comunidad educativa. Asimismo, procura incidir en las familias desde una perspectiva contextualizada en la identidad cultural y aprendizaje cooperativo que faciliten la comunicación, el compromiso social y la educación para la vida.
Las estadísticas hablan claro sobre el desempeño profesional de los egresados del ISFODOSU. A pesar de formar en promedio el 25% de los maestros del país en los últimos años, el 73% de los profesionales (clasificados por universidad) que aprobaron los Concursos de Oposición realizados por el Ministerio de Educación (MINERD) desde el 2013 al 2015, provienen del ISFODOSU. No se hace nada con formar maestros que luego no pueden servir con excelencia en las escuelas y politécnicos. Los maestros del ISFODOSU son también muy bien valorados por los colegios privados, donde muchos inician su carrera a la espera de poder concursar e ingresar a la carrera docente estatal.
El desempeño de los egresados del Instituto ya había impulsado a Ramón Morrison a comentar, en una entrega de su columna semanal en marzo 2016 titulada, ISFODOSU: Experiencia educativa exitosa: “Si bien son innegables los problemas de calidad [del sistema educativo dominicano], como hemos comentado, es auspicioso saber que de los egresados del ISFODOSU aprobaron las pruebas del famoso concurso de oposición en un 85% ¡impresionante!” Desde entonces el Instituto ha seguido un proceso de mejora continua, con un sistema de calidad certificado internacionalmente. En definitiva, la experiencia del ISFODOSU en la formación de maestros es un punto luminoso de la alta inversión que, con gran sacrificio de los dominicanos, hace el Estado en la educación desde el año 2013.
Los dominicanos tenemos una responsabilidad ineludible: no permitir que este proyecto de formación humanista integral de una nueva generación de maestros de excelencia se interrumpa, como ocurrió en 1888 con la llegada al poder de Lilís y la salida de Eugenio María de Hostos hacia Chile. Todos somos responsables de dar continuidad a este genuino proyecto nacional, apoyando la institucionalidad que trasciende a la gestión de un gobierno, porque de su continuado éxito depende en gran medida la calidad de la educación dominicana, y la prosperidad de la nación.
Preservemos y hagamos relucir la joya de la corona del sistema educativo dominicano, el ISFODOSU.
Nota: El autor es miembro del Consejo de Directores del ISFODOSU desde 2017.