La apertura de la evaluación de los jueces de la Suprema Corte de Justicia  este lunes cuatro (4) de marzo 2019, se convirtió en un show de mal gusto por la afrentosa intervención del Procurador General de la República, el cual, como todo un “gladiador  de la persecución”, para no calificarle de ser oportunista, hizo el ridículo pretendiendo descalificar a la Magistrada Miriam Germán Brito, al mostrarse ante las cámaras televisiva y el país como un fabulador, prevaliéndose de su investidura, para imputarle hechos y actuaciones, so pretexto de haber recibido informaciones anónimas; al hacerlo, en su rostro se le advertía la satisfacción generada, esto por la manera de leer el contenido de la apócrifa comunicación. 

No cabe dudas de que los señalamientos hechos a la Magistrada Miriam Germán Brito no sean fruto de la improvisación  ni fortuitos, pues, fueron recogidos por alguien con mandato expreso y con manifiesta capacidad técnica de investigación, por lo que no titubeo en entender que el impulsor y mentor de ello lo fue el propio Procurador General de la República. Por los datos dados, inferir que  la Magistrada fue sometida a ciertos niveles de seguimientos fijos y móviles, valga decir, en su casa, oficina y los lugares de traslado, estas capacidades son propias de los organismos de inteligencia, investigación y persecución; el “jefe” formal de esa estructura de Estado, recae en la cabeza del Ministerio Público. Lo que muestra la desfachatez de quien se propuso descalificarla sin lograrlo.

La irresponsabilidad del Procurador General de la República al mostrarse como ajeno a la tratativa, de la cual no tan solo es su exponente  sino orquestador y mentor, se debe a su evidente retaliación con la Magistrada Miriam Germán Brito, de lo cual no estuvieron ajenos aquellos integrantes del Consejo Nacional de la Magistratura, inclusive sus pares, que callaron ante esa afrentosa actitud, por haber contado con su complacencia.

A esa realidad hay que darle una primera clara lectura,  luce que ese grupo político  mayoritario en ese órgano de Estado, era consciente de ese circo montado con el objeto de descalificar a la magistrada Miriam Germán Brito, a quien se le tiene como no afín con sus propósitos inmediatos y mediatos en la Suprema Corte de Justicia, debido a su independencia de criterios que exhibe; en consecuencia, se precisaba invalidarle por tener esta una reputación ganada en diversos  sectores de la población y así evitar cuestionamiento al ser desestimada para repetir en esa alta corte.

Lo más penoso de todo, es que a pesar de saber el Procurador y demás integrantes del Consejo Nacional de la Magistratura, que el momento de las observaciones u objeciones a todos los aspirantes a jueces y jueces por evaluar había finalizado, tal como dicen los abogados estaba precluido, valga decir, resuelto por haber pasado el espacio tiempo dispuesto para ello.

Tal cual como han apreciado diversos comunicadores sociales y ciudadanos, la interrogante  válida ha sido, por qué el Procurador General de la República no hizo el mismo ejercicio con los demás jueces evaluados de la Suprema Corte de Justicia; por cierto, de una parte importante de ellos,  en tiempo de ejercicio profesional Miriam Germán Brito le duplica en años, vivencias y experiencia como magistrada y en su trayectoria social.

Por demás, es dable aseverar, si el Procurador General de la República entiende que los bienes de la Magistrada Miriam Germán Brito son mal habido, de dudosa procedencia, que no los puede justificar, debió gestar una investigación criminal y disciplinaria contra la misma; mientras que, como integrante del Consejo Nacional de la Magistratura, debió actuar y apegarse, conforme a la reglamentación que el mismo contribuyó a aprobar la evaluación y selección de los jueces de la S. C. J.

Al Procurador General de la República no le resulta ajeno la  existencia de un nutrido grupo de jueces de la Suprema con militancia en el partido de gobierno, por tanto sus compañeros de partido, relacionados estos y amigos en ese litoral, de quienes no ha tenido similar postura;  dentro de ellos, algunos exhiben bienes mostrándolo a la sociedad sin reparos algunos, incluyendo algunos beneficiados con lujosos apartamentos construidos por el Estado dominicano y obtenido ostentando la condición de juez.   El trato no es igual, esto tiene que ser porque Miriam Germán Brito no es miembro del Comité Central del PLD ni milita en ningún organismo de esa entidad política; por vía de consecuencia, ella no es viable para los planes fraguados en el seno del gobierno y una fracción de ese partido. Ante esta realidad es evidente que todas las inferencias son válidas.

De ahí que la frase expresada por la Magistrada Miriam Germán al momento de su escarseo, cuando le dijo al Procurador, “Si esto fuera de doble vía, hablaríamos de usted”, o cuando le encaró, “No evidencia un interés de esclarecer sino un interés de dañar”.  Máxime, al someter a un ciudadano a un careo sin que previamente se le señale el autor de afirmaciones en enrostradas, que tienen por único objetivo descalificarle en público, ante la mirada de todo aquél con alcance a los medios informativos. Lo que más se parece a un paredón, similar al que usaba el “Generalísimo” en el foro público

Sin lugar a dudas este  accionar del Procurador viola los más elementales principios del debido proceso, instituidos como garantías por los propios integrantes del Consejo Nacional de la Magistratura, recogidos además en la Constitución Política del Estado, Pactos Internacionales suscrito por el Estado, para evitar sorpresas y  el minusvalorar el buen nombre de un ser humano, en este caso, el de la Presidenta de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia. Sin embargo, el objetivo se le ha vuelto un boomerang, pues, hoy por hoy ante los ojos del pueblo, el cuestionado lo es Jean Alan Rodríguez, en consecuencia, el propósito buscado se le ha revertido.

Le corresponde al Presidente de la República en su rol de Presidente del Consejo Nacional de la Magistratura dejar claro no ser parte de la tratativa orquestada y ejecutada contra la Magistrada Germán Brito, mostrando su desaprobación a tan indigna manera de simular una evaluación, en su defecto, quedaría como una mácula del titiritero y de su cabeza política, que para el caso de la especie, se entiende lo es el superior jerárquico del Procurador, el Presidente de la República, que no le quepa duda.