En estos meses de enero y febrero en el país se hace alusión al tema patriótico de forma muy intensa, y en ese sentido no es extraño ver izada la bandera tricolor en instituciones públicas y privadas, casas de familia, en los lugares deportivos, en los autos y demás.
Parece como si todo el pueblo se pone en atención a honrar los héroes patrióticos, y se hace referencia a Juan Pablo Duarte, al acto de independencia y todo lo relativo a los actores y actos que aparentemente nos han hecho un país libre e independiente.
En este tiempo se renuevan los nacionalismos, y los "amores" intensificados por la patria. Y se iza la bandera con unos arraigados recuerdos de lo que dijo el patricio "somos libres o se hunde la isla".
Ahora un poco de reflexión:
De cuando se quiere la patria… Es válido sacar un tiempo para celebrar o conmemorar el acto independentista y luego seguir como si la patria no necesita más?
Qué significa la libertad de un país?
Quiénes son responsables de mantener en condiciones de libertad a un pueblo?
Quizás los gobernantes de turno?
O los religiosos o los intelectuales? O acaso los ciudadanos sencillos y simples?
Bueno, y así preguntas y más preguntas. Sin embargo, las respuestas están ahí en ti y en mí, en todos y cada uno de los integrantes de este pueblo.
No obstante a eso, pienso que a la patria se le ha de cuidar y querer siempre. "Obras son amores y no buenas razones" dice el refrán. Y en este sentido, no basta con izar la bandera del 26 de enero al 27 de febrero.
Es importante mantener la bandera en alto todo el tiempo y con esto queremos decir, trabajar por un país que viva la equidad de género, con sus calles limpias y seguras, con derechos y deberes para todos y todas, con una conciencia clara de que los procesos libertarios hay que conquistarlos siempre, que a un país se le ama complemente o no se le ama, y esto conlleva al respeto ciudadano, al cuidado integral, a la búsqueda de la justicia, a la responsabilidad en el manejo de la cosa pública, en fin, querer la patria es querer el bienestar de todos sus integrantes. Y ese cariño se traduce en tener un país digno de su nombre, de sus héroes, de su cultura y de su gente.
Pues cuando se quiere la patria, se cuida, se valora, se protege y jamás se violenta ni se deteriora. No hay lugar para la corrupción o la impunidad, se lucha y logra dejar un legado a las generaciones futuras, se piensa en construir no en despilfarrar los bienes de todo un pueblo, en buscar los aportes del pasado, en las oportunidades de bien para todos y en la construcción de un mejor mañana para los que van creciendo, y es en ese sentido cuando podemos evocar con orgullo y dignidad esas palabras grabada en el lienzo tricolor: Dios, Patria y Libertad.