Pongo este título en femenino porque en mi experiencia profesional lo que he encontrado es esta situación. Mujeres que tienen como principal fuente de validación los resultados académicos de sus hijos e hijas. Pueden ser excelentes trabajadoras, brillantes profesionales, tener una buena relación de pareja, un buen contexto social y todo lo demás, pero si las calificaciones de sus hijos son bajas su mundo se derrumba.
Recibí a una madre que asiste a la consulta por dificultades de aprendizaje de su chica de 8 años. Me sorprendió que al decirme el motivo de consulta se le “aguaron” los ojos y la voz se le quebró. La chica no se está quemando, necesita refuerzo en vacaciones por indicación del colegio y terapia de aprendizaje en el transcurso del año escolar, para desarrollar habilidades cognitivas y acompañarla a sacar lo mejor de ella misma. Viene con los resultados de una evaluación psicológica y al hablarme de ellos, estalla en llanto.
Cuando esto pasa, saco de escena a los hijos e hijas y me ocupo de las madres y el motivo de consulta cambia, pues ellas se abren y sacan la cantidad de carga que llevan intentando ser reconocidas como "buenas madres".
Si están listas para mirarse el proceso es fantástico, pues pueden comenzar a vivenciar este "problema" como el milagro que les obligó a mirarse. Comienzan a caer en cuenta de la necesidad de aprobación que tienen, el esfuerzo que hacen para ser una madre perfecta y la culpa que sienten si no pueden serlo. Se percatan de que sobredimensionan los problemas de sus hijos por el miedo a fallar y a ser miradas como malas madres por los demás. Es como si los hijos e hijas fueran los trofeos que tienen que exhibir al mundo para que todos vean lo buenas que son.
Por primera vez escuchan que ellas como madres no son responsables ni de todo lo "malo" ni de todo lo "bueno" que pasa con sus hijos e hijas. Comienzan a ver que la mitad del problema se soluciona con una nueva manera de reaccionar pues los hijos son expertos en el mundo emocional, se lo conocen al dedillo y cuando mamá le pone mucha intensidad al tema académico, pueden utilizarlo a nivel inconsciente, para conseguir atención o sacar ventaja de alguna manera. El resultado es que las dificultades pueden tender a crecer
Sé que los temas escolares preocupan a las madres y que en nuestro país la educación es costosa; también sé que hay problemas de aprendizaje específicos que necesitan atención, pero esta atención debe ser dada con la menor carga emocional posible, buscando alternativas de solución para enfrentar el problema y tratando con autonomía a los hijos que son los que tienen el problema y deberán hacer su parte en la solución del mismo.
He dicho muchas veces a los padres y madres que me consultan por dificultades académicas de sus hijos e hijas, que la vida es más que la escuela, más que una nota de matemáticas. Sus hijos son seres integrales con fortalezas y debilidades y enfocarse demasiado en lo que no hacen bien es quitarles la oportunidad de descubrir sus otras mejores competencias que posiblemente serán las que les harán felices en el futuro.