El mayor desafío de la economía dominicana es generar un crecimiento económico que cree empleos. Solamente así se podrá combatir de una manera sostenible la pobreza.
Lamentablemente eso no ha ocurrido. En los 18 meses del Gobierno de Medina los cuatro sectores que más aportaron al crecimiento económico (construcción, banca, minería y manufacturas) explican el 72% del crecimiento del valor agregado pero apenas aportaron el 3% del empleo adicional. Por lo tanto, el otro 97% del empleo adicional fue creado en 7 sectores que aportaron al crecimiento del valor agregado el 28%.
El aumento del empleo se concentró en tres sectores: otros servicios (empleadas domésticas, “saloneras”, etc.) que absorbió el 40% del aumento, el sector agropecuario (32% del aumento) y transporte y comunicaciones (motoconchos) el 10% del aumento.
En consecuencia la sostenibilidad del empleo es dudosa, el empleo creado es de mala calidad en sectores poco dinámicos y de baja productividad. Este resultado no ha sido exclusivo de ese período, ha sido una forma de funcionar de la economía dominicana, que se ha extremado en esos 18 meses.
Los 4 sectores que más aportaron al valor agregado requieren en promedio 6 personas para producir un RD$ millón real de 1991, ese mismo millón requiere 11.2 personas en el promedio nacional, mientras que en el sector de las construcciones se requiere 14.6 personas, es decir 1.3 veces el promedio nacional, lo cual refleja un sector intensivo en fuerza de trabajo, pero no mucho más que el promedio de la economía.
La minería es el menos intensivo en empleo (1.9 personas por millón real de 1991), las manufacturas (locales y de zonas francas) requieren 4.8 personas, la banca casi 6 personas y el turismo 9.5 personas para producir el mismo millón
El sector que más empleos genera por millón (real de 1991) es Administración Pública y Defensa, unas 4.51 veces la media nacional, seguido por el comercio (24 empleos) otros servicios (20 empleos) y la agropecuaria de 18.3 personas por el mismo millón real de 1991.
El diseño de las políticas públicas que tenga en centro la calidad de vida de las personas, requiere un trabajo más fino en las actividades agropecuarias e industriales para obtener coeficientes técnicos y poder orientar el crédito y otras políticas de apoyo hacia los sectores que sean más eficientes e intensivos en los empleos. De lo contrario la economía seguirá creciendo pero con más pobreza.