No soy muy dada a la escucha de toda clase de campañas publicitarias. La mayoría de ellas anuncian temas superficiales, de promoción del consumismo o el no mirar de frente a nuestra realidad para que sigamos como autómatas viviendo nuestra vida para resolver la de otros. Pero esta vez fue diferente: hace dos semanas tuve la extraña sorpresa de una promoción en la que se cambiaban las botellas vacías de plástico por cervezas Corona.

No lo podía creer. Involucrada desde hace más de diez años en la problemática de la basura y la promoción del reciclaje, a lo cual la población no hace el más mínimo caso por más que le digan y vean la contaminación y los daños que produce la cantidad excesiva de plástico que botamos día a día, y esos días, del 6 al 9 de junio se dio algo inaudito: la gente hacía filas enormes con grandes cantidades de botellas plásticas recolectadas para que les dieran por aquella cantidad de plástico, 4 botellas de cerveza gratis.

Mi primer pensamiento fue hacia la propuesta gubernamental de Dominicana Limpia, que se ha afanado tanto por pensar en formas para interesar e integrar a la población en la recolección y el reciclaje de la basura plástica, lo cual no ha dado resultado significativo, pues el porcentaje de material que se recicla sigue siendo el mismo, no más del 5%. Y he aquí que por una botella de cerveza la gente recoge, literalmente, sacos de botellas plásticas. Eso había pensado: falta de incentivos.

Adentrándome más en la campaña de la productora de cervezas mexicana Corona y la organización internacional Parley for the Oceans, preocupados por la situación de contaminación que sufren los océanos debido a algo simplemente natural sobre los ciclos: se nace, crece, se multiplica y se muere: en la tierra o en el mar, va a morir la basura que producimos, no sin antes dejarnos su estela de daños por la contaminación que produce en el suelo y el daño y muerte a las especies marinas que provoca.

Diríamos que tal vez poco importa lo que ocurra en el océano, y tal vez no nos afecte la contaminación del suelo. Y es que así es: se trata de un problema de conciencia. Conciencia de que algo estamos haciendo mal, como los propios promotores lo dicen. Producimos plástico sin medir las consecuencias, porque nos han enseñado en los últimos 50 años a una excesiva comodidad. No estoy en contra de la comodidad, pero no me gustaría pasar a hacerme daño por serlo.

La campaña de Corona y Parley for the Oceans ha elegido a dos personas de la vida pública dominicana para su campaña de promoción, la actriz Nashla Bogaert y el surfista Rubén García. La campaña promueve la limpieza de 100 islas hasta el año 2020. Nuestro país es una de ellas, por lo cual fueron elegidos esos representantes para la promoción aquí. Esperemos que las acciones y actividades que se realicen en el marco de esta propuesta arrojen frutos sorpresivos, como las filas de personas que cambiaban sacos de botellas plásticas por dos de cerveza.

La producción de basura en nuestros días es un fenómeno socio económico y cultural muy complejo, para nada producto de campañas publicitarias. Más bien se apoya en la publicidad para existir, puesto que el consumismo está en la base de la obsolescencia programada y percibida, fenómenos a los cuales asistimos sin que nos cree cargos de conciencia, más bien nos dejamos llevar por la corriente de que en el consumo está la libertad, la satisfacción y la felicidad personales.

Es por esto que celebramos que estas organizaciones aborden esta compleja problemática. A través de empresas e instituciones que exista una propuesta de responsabilidad en la que el uso del plástico deje de ser una opción económica, la opción más fácil, o la más rentable, la más cómoda. Poder envolver nuestros productos en empaques de tela no debería ser tan difícil, ya que se busca todo tipo de opciones a nivel global. Confiamos que pronto las filas para recoger la basura plástica de todo tipo no solo serán por cerveza, o por dinero, por qué no, sino por haber adquirido la conciencia de la necesidad de disminuir el uso de este súper invento que ha resultado en un dolor de cabeza para el planeta. Trabajemos por ello.