No hay grandes novedades en el desarrollo de esta pandemia que ya lleva más de seis meses desde el momento en que empezó a manifestarse.
Sin embargo, un dato es evidente. En este momento el continente más afectado es el americano, aunque con importantes diferencias en el incremento diario de casos entre diferentes países.
Desde hace bastante tiempo, los análisis de los casos acumulados de contagio en las últimas dos semanas muestran un crecimiento lineal, aunque la pendiente de la recta, que mide el valor promedio de los nuevos contagios diarios en las dos semanas consideradas pueda dar indicaciones diferentes, en diferentes países.
Hemos analizado este dato en el último mes, considerando los países con más de 250000 contagios, extendiendo el análisis a los latinoamericanos con más de 50000 contagios.
Son 23 países y aparecen repartidos en dos grupos de igual tamaño. En el primero el valor promedio diario de los nuevos contagios, N21/7 , calculado el 21 de julio es mayor del valor promedio, N8/8, calculado entre el 7 y el 9 de agosto, mientras en el segundo es menor y en algunos casos muy significativamente menor.
No hace falta subrayar que la disminución del promedio de los casos diarios no implica que en ese país se haya controlado la pandemia.
La tabla siguiente presenta estos datos, oportunamente redondeados para tener una más inmediata comprensión de la situación.
No siempre la tendencia indicada refleja el andamiento en todo el periodo intermedio, y puede haber alguna fluctuación. De todos modos, estos resultados nos muestran que, en lo referente a América Latina, hay panoramas totalmente diferentes, no solamente entre el primer grupo, donde la reducción es del orden del 20% en Chile y Guatemala y del 10% en Panamá y Honduras, sino también en el segundo, donde se registra un aumento moderado
en República Dominicana y más significativo en los demás países. El incremento observado muestra que en estos países la pandemia sigue desarrollándose con un andamiento exponencial, cuando se analiza el andamiento sobre periodos no demasiado largos.
Es un hecho, y los hechos requieren ser afrontados por lo que son. Frente a un desarrollo exponencial es fundamental poner en práctica todas las medidas no farmacológicas de contención cuya eficacia se ha ido experimentando durante estos meses y sobre todo recurrir a las posibles alternativas farmacológicas.
La producción de una vacuna está haciendo pases de gigante en todo el mundo. Obviamente deberá ser experimentada y producida en cantidades suficientes, y esto podrá requerir un cierto tiempo, durante el cual habrá que recurrir a medicamentos.
Esto pone problemas, descritos de manera ejemplar por el rector de una de las mejores universidades ecuatorianas en medicina, la UTE, "Comprendo que haya presiones para tener un tratamiento efectivo en el menor tiempo posible, pero no es prudente ni ético que nos saltemos fases importantes de los ensayos preclínicos o clínicos”.
Lamentablemente no existe un medicamento específico para el COVID-19. Esto ha dado origen a grandes colaboraciones experimentales que han experimentado, según protocolos comúnmente aceptados, remedios que, sin ser específicos, por alguna razón se podía suponer tener eficacia contra el nuevo virus.
La Organización Mundial de la Salud lanzó el programa internacional Solidaridad que ha despertado interés en unos treinta países y otro gran programa internacional ha sido coordinado por la Universidad de Oxford.
El programa Solidaridad estudió inicialmente cuatro medicamentos. Uno de los medicamentos objeto de esta experimentación, el remdesivir, ha sido objeto de una compra gigantesca de parte del gobierno de Estados Unidos. Dos de los demás en julio fueron excluidos del proyecto por parte de la OMS. Uno de ellos, la hidroxicloroquina, es famoso por su uso y recomendación por parte de los presidentes Bolsonaro y Trump. La razón de la exclusión fue su comprobada falta de eficacia con posibles efectos negativos secundarios.
Otro programa internacional es RECOVERY de la Universidad de Oxford, cuyos resultados sobre el uso de dexametasona para pacientes en cuidado intensivo han sido prometedores y esto ha promovido un esfuerzo de producción en Brasil.
La búsqueda de remedios eficaces no solamente se realiza a través de grandes colaboraciones internacionales de investigación. Hay muchos remedios de los cuales se afirma la capacidad de reaccionar al virus, basándose en resultados parciales. Hoy se leyó de un equipo español de Segunda División, Fuenlabrada que sería testimonial de un remedio del cual se destaca el origen natural.
La OMS ha dado indicaciones muy precisas desaconsejando algunos remedios que sin embargo tienen paladinos en algunos países de América Latina. Un artículo publicado el 23 de julio en el New York Times analizó este fenómeno desde un punto de vista sociológico, como ejemplo de las dificultades que la ciencia dura está teniendo al competir con teorías populares. En ese artículo, se hace referencia particular a tres medicamentos que tienen alguna popularidad en América Latina.
Uno es la ya mencionada hidroxicloroquina. El segundo es el dióxido de cloro muy popular en Bolivia, donde se ha beneficiado de la publicidad que le hizo un ex capitán de la selección de futbol. Es un remedio cuyo uso es considerado peligroso por la OMS, pero esto no ha impedido que el Parlamento Boliviano aprobara su uso y, según menciona el artículo del NYT, hubo inclusive la amenaza de expulsar la OMS por oponerse a su uso. Triste destino el de la OMS ya blanco del presidente de Estados Unidos, a pesar de ser la única organización internacional de referencia para los países de menor peso económico y demográfico en esta pandemia.
El tercer remedio que menciona ese artículo como desaconsejado por la OMS y que tiene sus abogados en República Dominicana es la ivermectina. Este caso es diferente del del dióxido ce cloro y tiene algún elemento de complejidad.
La atención a la ivermectina fue llamada por un artículo australiano que mostró que es capaz de matar el virus en vidrio. La dosis para lograrlo es mucho mayor de la que puede recibir un ser humano. Sin embargo, este experimento recibió soporte por un grupo que publicó en dos prestigiosas revistas de medicina dos artículos cuyos datos fueron posteriormente cuestionados tan seriamente que los artículos fueron retractados y tres de los cuatro autores retiraron su firma.
En un primer momento la OMS había autorizado la experimentación con ivermectina, pero luego la retiró de la lista de los ensayos meritorios de experimentación el 22 de junio, en cuanto no se había demostrado su eficacia
Algunos días antes, el 7 de junio, en República Dominicana había sido publicado un informe del CEGES que, después de analizar la información disponible, no excluía una experimentación realizada según protocolos científicos comúnmente aceptados y que de todos modos no preveía dirigirse masivamente a la población.
Un elemento de confusión y riesgo es la cuestión de su autorización por la FDA como antiparasitario y excluyendo la versión veterinaria, autorización que a veces da la impresión de ser interpretada extensivamente. El aspecto positivo de la ivermectina es que podría ser útil en la etapa inicial de la enfermedad y con pacientes paucisintomaticos. Los datos del grupo dominicano (RESCUE) que propone su uso, en efecto indican que los resultados positivos se han obtenido para esa categoría de pacientes.
Fuera de la República Dominicana un defensor del uso de la ivermectina es el alcalde de Cali, cuyo argumento es del tipo “puede servir para casos leves y reducir la presión sobre el sistema hospitalario”, mientras a nivel nacional el gobierno ha expresado posiciones contrarias a su uso.
Una búsqueda en Internet puede permitir apreciar las posiciones contrastantes sobre la utilidad de este remedio que, además del grupo RESCUE, que lo ha usado para 1300 pacientes en la etapa inicial de la enfermedad con resultados espectaculares (99% curados), es utilizado por un médico de la UBA, y tiene un cierto apoyo en Perú.
Hay también artículos fuertemente contrarios, por el riesgo de autoprescripción o de uso del tipo veterinario. Entre estas posiciones totalmente contrarias a su uso, una de las más extremas es la del titular de la Comisión Coordinadora de los Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad (CCINSHAE) de México, que la pone en una lista de remedios ineficaces que no deberían prescribirse, mientras más matizada es la del IETS colombiano, basada en la evaluación de doce agencias y organizaciones internacionales, entre las cuales OMS, CDC, ECDC e IETS de Perú.
Esta larga discusión sobre este remedio se debe a que hace unos días un ilustre médico dominicano propuso un día nacional de profilaxis en el cual se suministren un millón de dosis a personas con determinados síntomas (no necesariamente característicos del COVID-19)
Juzgando por la literatura disponible, si la ivermectina es eficaz lo es para casos leves. Aparentemente no hay argumentos contundentes que impidan una experimentación con muestras razonables de población, pero otra cosa es una iniciativa de esa naturaleza.
Según se afirma en el sitio del grupo RESCUE el costo de una dosis es 250 pesos (aunque en sitios argentinos se indica un precio algo mayor) así que la iniciativa implicaría un costo de aproximadamente 4 millones de dólares.
Hace unos días la prensa italiana anunció que dentro de dos semanas empezará en el Spallanzani de Roma la experimentación de una vacuna resultado de un proyecto que ha recibido una financiación pública, hace unos meses, de 8 millones de euro por la Región Lazio y el Ministerio de Salud.
Si el País está dispuesto a invertir una suma de ese orden de magnitud ¿no sería preferible un programa de envergadura de formación e investigación sobre vacunas y/o medicamentos?