A propósito del discurso de Luis Abinader de fecha 2 de junio.
("Arca de alianza, salud de los enfermos, espejo, refugio de los pecadores, torre de David"/Del rosario católico)
Los discursos de los políticos en ejercicio se miden y se interpretan con los códigos y pensamientos de quienes los asesoran o ayudan.
Un político cuyo campo profesional de origen sea la economía, siempre se sentirá más cómodo con la ayuda de la Mano Larga de Adam Smith, es decir con los datos de desarrollo humano y otros cosméticos estadísticos. Pero quie lee desde fuera sabe lo que se quiere decir.
En otras palabras, el discurso de un político trasluce las ideas y el pensamiento de quienes lo asesoran y el color del discurso (gris, rojo, verde, anaranjado quizás) tendrá el tono real de quienes piensan hacia el público por boca del político que habla a la Nación.
Las ideas trilladas y poco estratégicas de la Larga Mano de Adam Smith se notaron en el discurso, fueron evidentes.
Si no me equivoco o mi televisor entró tarde a la transmisión, no vi que nadie presentara al candidato del PRM en podium desde donde dijera su discurso. Espero que alguien lo haya presentado y si no fue así, comenzar hablar en plan de “Yo mismo soy" no es la mejor imagen televisiva para alguien que está en campaña y quiere proyectarse como un político y diferente.
El secreto no consiste en un gran discurso, lo interesante de todo es cómo posicionarse desde una perspectiva difícil en un panorama donde el PLD, casi dueño del juego entero, picha, quecha y hasta hace dos equipos del mismo team morado, con uno que hasta de oposición ficticia puede hacer para los entrenamientos pre electorales
¿Un discurso convincente? Hace cierto tiempo Luis Abinader había dado un discurso que luego se recogiera en las redes como un documento, aquel documento tenía dolencias claves:
No se hablaba de las mujeres, ni de los sectores juveniles. Era un texto de tecnocracia economicista pura, lo más gélido para un candidato que necesita entrar con simplicidad en comunicación con la gente.
De nuevo tenemos un discurso coyuntural, cuyo objetivo de modo contundente era ofrecer vía la voz de del candidato la posición del PRM ante las últimas movidas que nos conducen, inexorablemente, por intermedio de varios fenómenos políticos nuevos, hacia la República Morada, hasta ahora desprovista de oposición con capacidad y legitimidad de acción y contrapeso, que la garantice y la haga creíble.
En estas circunstancias, el discurso del Don Luis Abinader se convierte en un reclamo justo de un sector de la oposición cuyas estrategias públicas, anti-PLD, quieren mostrar a la población que el PRM está dispuesto a convertirse "en un tormento" para que las maquinaciones de los nuevos pactos hacia lo interno del PLD no tengan efecto.
Su lenguaje corporal, porque eso en un discurso político cuenta (y mucho), fue decidido, histriónico y tajante.
Sin embargo, sabiendo del fracaso de donde vienen algunos de los asesores de Don Luis Abinader, habrá que recordarle que debe comprarse unos tenis, para que en la calle todo lo que dice sea creíble.
Porque en la coyuntura actual, aislado de otras fuerzas políticas (claro, el PRM lo tiene difícil para las alianzas tradicionales, pero debe explorar otras nuevas y no sólo con grupos políticos) tendrá que hacer un esfuerzo titánico para buscar la vigencia que sus principios y sus señalamientos contra la corrupción reclaman.
El problema no es saber que en materia de lucha contra corrupción se tiene la razón, el problema no es saber que tienes la verdad y la convicción de ella.
En política la solución a veces es el arrojo, ser creativo en estrategias y visiones con la rapidez que las circunstancias exigen, porque los días que vienen traerán grandes pruebas a la candidatura de Don Luis Abinader y a su proyecto.
El secreto no consiste en un gran discurso, lo interesante de todo es cómo posicionarse desde una perspectiva difícil en un panorama donde el PLD, casi dueño del juego entero, picha, quecha y hasta hace dos equipos del mismo team morado, con uno que hasta de oposición ficticia puede hacer para los entrenamientos pre electorales.
El milagro Abinader, que muchos cansados del PLD quieren, se puede trabajar y construir con la política, que sólo se aprende en la puta calle, no en la academia. Quedan en archivo los fracasos más recientes, escondidos ahora detrás de las espaldas del candidato.
Don Luis Abinader está aún a tiempo de reflexionar para nuevas estrategias que le potencien el agujero por donde pudiera salir su milagro. (CFE)