Tras las elecciones de mayo 2016, en las que compitió con el presidente Danilo Medina en las condiciones más desiguales de que se tenga memoria, conforme documentó Participación Ciudadana, Luis Abinader ha mantenido un alto y constante posicionamiento como figura alternativa al peledeísmo.
Esa tendencia de apoyo sostenido se ha mantenido en el plano nacional y al interior del PRM, donde según diferentes estudios cuenta con el apoyo mayoritario de los perremeístas.
A la condición de figura puntera de la preferencia electoral, Luis presenta como valores agregados sus condiciones de líder joven, pero maduro y conciliador, y de ejecutivo conectado con los nuevos tiempos.
Diferentes estudios y la constatación directa de la opinión de la gente indican que Abinader cuenta con la simpatía y el potencial para superar a cualquiera que sea el candidato presidencial del oficialismo a los próximos comicios.
Mas es secreto a voces, Alá es grande, que las dos principales figuras del peledeísmo lucen enfrentadas en una competencia política de vida o muerte, no sólo porque uno de ellos busque ganar la presidencia en 2020 sino por la sobrevivencia de sus respectivos liderazgos. Se ha derramado demasiado leche ahí, y eso favorece también a Luis.
Así se interpreta que al mandar a avisar por interpósita persona que no intentará presentarse a la contienda electoral venidera, el presidente Medina ha dejado clara su opinión de que a las próximas elecciones deben acudir candidatos con rostros nuevos, lo cual podría reflejar que Palacio se opondrá a que el tres veces presidente de la República vuelva a correr en 2020.
A su vez resulta obvio que además de jurar por el santo nombre de Dios que no volvería a aspirar nunca jamás, terminado este mandato, el panorama nacional ha evolucionado harto adverso a la posibilidad de otro intento de reforma constitucional para repostular a Medina, que por demás tendría un escenario internacional hostil, pues sería asociada al cercano golpe de estado institucional dado por el presidente Nicolás Maduro en Venezuela.
Ayer la prensa publicaba dos informaciones difíciles de digerir para el gobierno Medina. El Banco Central informó de una desaceleración de la economía de 7.4% a 4% entre el primer semestre de 2016 y el mismo lapso del presente año.
La otra nota negativa la dio el presidente del Conep, Pedro Brache, al asegurar anteayer en el santuario empresarial que es la Cámara Americana de Comercio, que “el país necesita una transformación en su modelo económico para garantizar el desarrollo y la prosperidad a largo plazos”, una no tan diplomática advertencia sobre la ineficacia del modelo aplicado por el PLD, caracerizado por el círculo vicioso impuestos-mala calidad del gasto-endeudamiento.
Es temprano para hacer vaticinios definitivos sobre lo que ocurrirá en mayo 2020, es verdad, pero el sostenido alto posicionamiento de Luis Abinader y el empuje que le dan tantos factores favorables son auspiciosos para él, el PRM y los amplios sectores sociales que acudirán a las próximas elecciones comprometidos con los nuevos tiempos.