La intolerancia social parecería ser el marco de interactuación social de los dominicanos. Todo indica que no sabemos manejar las diferencias, las percepciones diferentes, las creencias distintas, la dinámica existencial de las ideologías y lo que mueve a todo ser humano: los intereses. Al mismo tiempo, cada ser humano tiene su personalidad, lo que expresa una obviedad de encontrar el equilibrio.

Ello hace posible que el Conflicto se convierta en la dinámica  humana, algo natural, inherente a la naturaleza; empero, en la naturaleza humana, su articulación social es y debe  ser distinto en tanto que seres humanos. El Conflicto es pues, consustancial a la dinámica social, no así necesariamente la Violencia. La Violencia es adquirida, es cultural, es social. Ella es la expresión de un producto social. En consecuencia, la Violencia es un constructor cultural que se ha venido incubando, galvanizando en todo el tejido social de la sociedad dominicana. El Conflicto desde cualquier perspectiva teórica, significa cambio, como proceso de adaptación y como ruptura con el statu quo.

“Todos los Conflictos que afrontamos en la vida tienen un lado que puede ser potencialmente positivo y un lado que puede ser potencialmente negativo. Pueden ser una fuente de inspiración, conocimiento, aprendizaje, transformación y crecimiento o de furia, temor, vergüenza, incitación y resistencia. La decisión no depende de nuestros rivales sino de nosotros y de nuestra disposición  a afrontar y vencer los conflictos”. En la vida, en gran medida, no es lo que nos sucede, sino la manera en cómo reaccionamos frente a lo que nos ocurre. La manera de abordar los conflictos y al mismo tiempo de cómo lo transformamos en una estrategia de Cooperación, de Colaboración, en una actitud de Ganar/ Ganar.

Los académicos, los intelectuales, escriben recurrentemente acerca de estos tópicos; sin embargo, los hacedores de políticas públicas no diseñan e implementan políticas que disuadan y neutralicen esta pandemia social; que lejos de disminuir, crece en nuestra sociedad, trastocando todo el andamiaje de civilidad y de la confianza que amerita un conglomerado humano. El impacto de los conflictos y la violencia repercute y tiene sus efectos en lo emocional, en lo psicológico, en lo físico, en la productividad, en la salud, en el Producto Bruto Interno, en la calidad de vida, en el bienestar de la gente, en los homicidios, en los suicidios, en los feminicidios, en los atracos, en los robos, en los asaltos y en lo más sagrado: la vida misma.

Los conflictos y la violencia en Dominicana asumen dimensiones macrosociales que se dibujan en una multiplicidad de acciones y en distintas esferas sociales. Están presentes, en tanto aspecto macrosocial, en la cotidianidad: la violencia contra la mujer (sólo en el mes de Junio asesinaron 22 mujeres); la violencia en la escuela; en lo laboral; la violencia del narcotráfico; la problemática de la corrupción como violencia institucional; lo que vemos con las pandillas, tasa de victimización (robos, asaltos, atracos, secuestros express y secuestros).

¿Por qué los conflictos se han exacerbado en el cuerpo social dominicano y la violencia cobra una dimensión desaforada, de tal manera que forma parte de esa enormidad de anomia social y desestructuración y descomposición social?

Lo primero es la falta de compromiso y visión de las élites, principalmente políticas, con este cáncer social; 2) La actitud modélica, tanto los conflictos como la violencia se imitan por los sectores subalternos frente  a los que tienen poder, pero se expresan de manera diferente; 3) El aspecto institucional y con ello la impunidad, envían mensajes al conjunto de la sociedad, luces de un semáforo especial que es captado por un segmento cada vez más amplio de la sociedad; 4) La pobreza, la desigualdad, la marginalidad, la exclusión social; la falta de empleo, sobre todo para la juventud (actualmente, tenemos 600,000 NI NI (jóvenes que ni estudian ni trabajan, se encuentran desafiliados institucionalmente de la sociedad. En otras palabras, no existen social ni económicamente; 5) La problemática de la educación y con ella como educar en la diversidad, en la tolerancia y en la sana convivencia desde pequeño; 6) Todo el modelado del liderazgo político y psicológico de los medios de comunicación; 7) El incremento del consumo de alcohol y de las drogas prohibidas; 8) El crimen organizado y las agendas sin prioridades.

En nuestra sociedad prevalece una cultura de la violencia y de conflictos que no se saben manejar. En la cultura dominicana no impera la socialización de la NEGOCIACION, que es la contraparte social a los conflictos disfuncionales y a la violencia, como relaciones asimétricas del poder. El que tiene el poder, sencillamente, se quiere imponer, a través de la modalidad de Competencia, que implica solo ganar y que los demás pierdan. Incluso, en el imaginario del dominicano, cuando buscamos la estrategia más efectiva, que es GANAR GANAR vía la Cooperación, es como si fuera sinónimo de debilidad. Todo ello, por la fuerte cultura autoritaria y la concepción del poder que se tiene.

Como toda relación personal, profesional genera un determinado tipo de conflicto, ya que es natural, lo importante es saber: Comunicarse, escuchar; enfocarse en los intereses y no en las posiciones; saber tolerar las diferencias y la diversidad; estudiar las fuentes del conflicto, saber detectarlos; saber reaccionar y buscar alternativas para resolverlos; generar compromisos; separar las personas del problema; cuidar la actitud y no bloquearse ni prejuiciarse; entender la negociación como un proceso donde hay seres humanos, con deseos, necesidades, esperanzas, sueños, frustraciones, sufrimientos y luchas.

Tanto la Adaptación, como la Evitación y Transigir, constituyen  modalidades de abordar los conflictos que generan resentimientos; ello así, porque la base de la estrategia se encuentran en Perder/Ganar; Perder/Perder y Ganar/Perder–Ganar/Perder. Son modalidades que no transforman los conflictos, sino que pautan, se eclipsan por momentos y luego resurgen, reflotan con más fuerza, dejando a los actores más frustrados. Es como diría Daniel Goleman “Si no podemos sentir empatía ni tener relaciones de verdad, no importa lo inteligente que seamos, pues no llegaremos demasiado lejos”.

Todo en lo Microsocial, como en lo Macrosocial de los conflictos y la violencia se ha incrementado. La Tasa de Homicidios  era en el año 2000 (13.09), hoy andamos por 26.07. En un estudio que se hizo en Chile, abarcando 18  países, fuimos el país  con peor ranking en Competencias Ciudadanas. Hoy, somos unos  de los países con mayor  tasa  de Victimización de la Región y estamos por encima del promedio en el  Continente en homicidios.

Requerimos construir una nueva cultura en la forma de relacionarnos, de reconfigurar la autoestima del dominicano, para coadyuvar con el desarrollo de un mejor Capital Social y en consecuencia más y mejor Cohesión Social.