El Ministerio de Educación de la República Dominicana, MINERD, ha puesto en acción la Orden Departamental, 06-2021, que reglamenta el Concurso de Oposición para la selección de maestros/as del sistema preuniversitario, a fin de cubrir las necesidades de personal en los centros educativos, en el año escolar 2021-2022. Los últimos Concursos de Oposición organizados por el MINERD han provocado tensiones y suspicacias, tanto en el sector educación como en otros actores de la sociedad. Este problema ya se ha vivido en administraciones anteriores y ahora se repiten. Parecería que el Concurso de Oposición Docente es un proceso que desborda la capacidad de los gestores de la educación dominicana y de los postulantes de nuevo ingreso a la carrera docente. El Concurso convocado en la semana que acaba de pasar fue suspendido por diversas irregularidades. Las redes sociales y la diversidad de medios de comunicación se han hecho eco de la situación. No tiene sentido repetir los hechos que han provocado la suspensión. Lo que sí es necesario es actuar con la mayor celeridad y eficiencia para resolver un problema que afecta la credibilidad del Concurso, de los organizadores, de los postulantes de nuevo ingreso a la carrera docente y del sistema educativo en el nivel general. Es tiempo de superar excusas prefabricadas e ir al fondo de los problemas causantes de la suspensión del Concurso. Es hora de demostrarle al país que el MINERD tiene capacidad para la organización, el desarrollo y la presentación de resultados transparentes y confiables. Si no se avanza en esta dirección, la figura del Concurso quedará pulverizada y esto afecta la efectividad del sistema educativo dominicano y a la economía de la nación.
Es necesario que se introduzcan mejoras en la concepción, organización y puesta en ejecución del Concurso de Oposición. Respecto de la concepción, se requiere que el Consejo Nacional de Educación, presidido por el Ministro de Educación, analice de forma integral las variables clave de este tipo de concurso. Se ha de programar tanto el plan de acción ordinario como el de contingencia para superar la dispersión y los gastos innecesarios. Sin restarle autoridad al Consejo Nacional de Educación ni al Ministro de Educación, desde esta fase se debería pensar en un proceso más abierto. Esto les permitiría escuchar voces plurales que les pueden aportar ideas, estrategias y procedimientos polivalentes y eficaces, con el interés de garantizar un Concurso que responda a los objetivos para el que fue concebido. La veeduría por parte de organizaciones y personas externas al MINERD se ha de concebir y explicitar desde la concepción del Concurso, no después que se inicia.
Se han de superar las exclusiones innecesarias en el Concurso de Oposición. Todos los postulantes que reúnan los requerimientos propios de este tipo de actividad han de tener derecho a participar. Las exclusiones generan rechazo y un ambiente que desvaloriza el Concurso. De la misma forma, suscitan sesgos políticos que desvirtúan la naturaleza de la convocatoria.
La plataforma tecnológica que sirve de apoyo al Concurso de Oposición ha de tener en cuenta la complejidad requerida y acompañarse de un plan de contingencia. La capacidad de la plataforma ha de ser coherente con la cantidad de convocados y con las condiciones de las zonas geográficas involucradas en el proceso. No todas las zonas del país tienen las mismas facilidades para la conectividad. Los expertos de este campo han de buscar las asesorías necesarias e investigar experiencias homólogas, que les permitan un funcionamiento eficiente en el desarrollo del Concurso. La inversión en República Digital y en la Agenda Digital no evidencia tecnología de calidad en el país. Es importante que se revierta esta situación.
Las pruebas han de ser reevaluadas para asegurar que responden a la naturaleza del Concurso. La cantidad de reprobados puede indicar, entre otros factores, la presencia de falencias en la concepción, estructura y aplicación de las pruebas.
Los postulantes en el Concurso han de vencer el miedo, organizar su pensamiento y sus emociones para gestionar la tecnología y el contenido de las pruebas con el mejor desempeño. Los problemas de lectura, comprensión conceptual y gestión de las tecnologías demandan atención en los postulantes. Estos no solo deben protestar; han de reconocer la deficiencia de su formación y los desafíos que tienen para estar a tono con los marcos de exigencias del ejercicio de la profesión docente en este siglo XXI. La carrera de educación no puede continuar como refugio de todo aquel que desee asegurar su sobrevivencia. Tampoco ha de ser el nicho de los compañeritos del Partido. Por ello la importancia del seguimiento crítico-propositivo al Concurso de Oposición desde el sector externo.
Las instituciones universitarias e institutos superiores, formadores de estudiantes de grado y posgrado del campo de la educación, han de analizar críticamente su trabajo. No basta con acusar a los profesores de Educación Primaria. No. Se requiere una acción más eficaz contra la banalización de la formación docente en el país. Se precisa de un trabajo más coordinado; menos disperso e individualista; de igual modo, más rigor e innovación desde el MESCYT.
Ninguna de estas propuestas de mejoras se ha de eludir. Nos comprometen y desafían.