Lo que no se mide no se puede gestionar, es por esto que los indicadores de eficiencia son indispensables para conocer el éxito de las compras públicas, de manera que una nueva noción de efectividad ha sido utilizada desde hace unos años para evaluar el impacto y el cumplimiento de objetivos de Gobierno como son la disminución del gasto, adquisición de los mejores bienes y servicios, aumento de la competencia, transparencia, eficacia y la implementación de políticas públicas para favorecer diversos sectores económicos y sociales con la finalidad del desarrollo del país.

Esto se logra a través del concepto “valor por dinero”, “best value” o “value for money” en inglés, que se define como una medida de economía y eficiencia con la que los recursos financieros del gobierno se convierten, centrándose en la eficiencia, eficacia, la calidad y el desarrollo sostenido a largo plazo. En tal sentido, las compras públicas sostenibles redefine el “valor por dinero” como algo más que el dinero pagado al momento de adquisición, teniendo en cuenta todo el ciclo de vida al valorar el producto. Nos hacemos la pregunta: ¿Qué estoy obteniendo por el precio a pagar? ¿Tiene calidad? ¿Es sostenible? ¿Vale la pena la inversión? ¿Estamos siendo eficientes con el gasto? ¿Qué objetivos estamos alcanzando?

Las compras públicas sostenibles se entienden como todo proceso que siguen las organizaciones para satisfacer sus necesidades de bienes y servicios de manera que obtengan valor por su dinero sobre la base del ciclo de vida, con la finalidad de generar beneficios para la institución y la sociedad, lo que repercute en la economía al tiempo que se minimiza el impacto sobre el ambiente. Este progreso en el enfoque se ha interpretado en la práctica como la capacidad para adjudicar los contratos tomando en cuenta aspectos económicos, pero también aquellos ambientales y sociales de las ofertas. Valor por dinero es un sinónimo de compra eficiente, pues no solo se toma en cuenta el aspecto económico, sino también el impacto que en otros ámbitos se reflejan. 

El Banco Interamericano de Desarrollo en 2017 en uno de sus escritos relacionados a este tema, ha indicado que realizar compras públicas sostenibles no debería requerir procesos adicionales o más engorrosos. Se requiere más bien un cambio de mentalidad y visión a largo plazo. Por su parte, la Red Interamericana de Compras Gubernamentales (RICG), señala que las compras públicas sostenibles brindan a la profesión del agente de compra mayor poder y control, además de alentarlos a gastar de una manera que haga rendir el valor por dinero a largo plazo en el momento de la compra, esta necesidad de profesionalizar al funcionario que trabaja con las compras gubernamentales es la garantía para poder adquirir bienes y servicios de calidad asegurando el cumplimiento de la normativa, ya que contrario a lo que mayormente sucede en las instancias gubernamentales, no se exige que éstos tengan conocimientos para manejar los procesos de adquisiciones por lo que no hay seguridad de que haya un correcto manejo en el gasto, situación peligrosa y que podría tener consecuencias.

La evolución en el sistema de contratación pública a nivel mundial se debe a la búsqueda de mecanismos para eficientizar el gasto, promover el análisis inteligente para conseguir mejores soluciones a los problemas públicos y disminuir la corrupción que tanto afecta a muchos países, y por ende la inclusión de los criterios de sostenibilidad ambiental y social en la planificación, diseño y el desarrollo de los procesos de contrataciones públicas es una necesidad imperante en el sistema de compras.   

El valor por dinero se debe evaluar en base al ciclo de vida de los bienes, servicios e infraestructuras que adquiere el Estado. Esto no necesariamente contrario al concepto menor precio, pero si se diferencia en que no es el criterio de adjudicación predominante, ya que convergen otros factores que no es necesariamente el precio, quiere decir que se optimizan los recursos a un nivel donde se puedan ver beneficios claros tanto para el Estado como para los ciudadanos. Dentro de esos beneficios de las compras públicas sostenibles podemos citar, de manera no limitativa, los siguientes:

  • Económicos: Apoyo de sectores económicos diversos. Ahorros en gastos de mantenimiento. Fomento de políticas públicas inclusivas. Aumento de estándares de calidad. Mayor competencia nacional e internacional. Altos estándares sociales, ambientales y tecnológicos. Alcance de objetivos de desarrollo sostenible.
  • ambientales: Mejora del medio ambiente y uso eficiente de los recursos naturales. Desarrollo de productos innovadores. Productos amigables con el medio ambiente. Implementación de mejores prácticas ambientales. Gestión de residuos. Mejora en la salud de la colectividad.
  • Financiero: Costos a largo plazo de la producción, uso, mantenimiento y eliminación, que se reflejan en un ahorro sustantivo en inversiones económicas del Estado. Mecanismos de reutilización de los residuos.
  • Sociales: Mejora en las condiciones de trabajo. Acceso de los sectores vulnerables a las compras públicas.
  • Innovación: Soluciones innovadoras. Modernización del Estado y los servicios públicos.

Adoptar el concepto “valor por dinero” nos obligaría a ser más inteligentes en la forma de abordar las compras públicas hacia una forma más sostenible, realizando una introspección y un real análisis de los bienes y servicios que se necesitan versus la forma más viable y eficiente para adquirirlos, tomando en cuenta factores que no necesariamente impliquen menor costo, sino considerando otros factores que a largo plazo sean más convenientes y se traduzcan en los beneficios antes mencionados.

Podemos ver casos de éxito en Estados Unidos, Reino Unido, Jamaica, Chile, donde se ha aplicado efectivamente este concepto. No es un trabajo sencillo, sencillo sería adquirir los bienes o servicios a través del menor precio pero no lo más eficiente. Como dice un dicho: “lo barato, puede salir caro”. Por las razones abordadas es que debemos incorporar y enseñar a realizar estas adquisiciones tomando en cuenta la sostenibilidad a lo largo del tiempo y no lo inmediato y más económico, ya que los ahorros son necesarios en todo momento, más que nada cuando nos enfrentamos a una crisis económica inminente donde debemos tomar decisiones conscientes que nos acerquen a una recuperación económica más rápida.