Soportado en diversos análisis y levantamientos técnicos, en torno a los grados de fragilidad y perfección, que refleja el país con relación con las metas que debe alcanzar en el desarrollo sociopolítico y el socioeconómico, las estrategias del Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (CRD),marcan como meta prioritaria bajo la responsabilidad de las nuevas generaciones, erradicar las barreras que obstaculizan la transición generacional, además, las transformaciones urgidas por los partidos y el Estado Dominicano.
Cometido que sustenta su concretización, mediante la utilización de comportamientos bien articulados y homogéneos, que permitan a nuestros jóvenes de cara al presente y al futuro inmediato, un accionar coherente que facilite la desaparición de los liderazgos mesiánicos y los improductivos endiosamientos en nuestras entidades políticas y sociales, como también, los perjudiciales males causados por éstos.
Agregando como su factor motorizador, la imposición de un rumbo que les conduzca alejarse del letargo y la indiferencia, a fin de dotarse de niveles de firmeza, valentía y sabiduría, facilitadores de que puedan cumplir con sus intransferibles roles sociales, para dejar establecido, que República Dominicana no requiere de dioses y mesías políticos, sino de personas de vocación de bien, que a través de su preparación y liderazgo, enrumben su población hacia el bienestar y la paz sustentable.
Respecto a lo que, traduce como de sus principales tareas, la de procurar que nuestros partidos realmente se renueven, para que tengan la fuerza moral y la capacidad de llevar a las funciones públicas, a personas que además de ser honestas, reciban la suficiente preparación para conducir con eficiencia las dependencias estatales, que se les encargue administrar y dirigir.
Recomendaciones del CRD:
Dentro de la problemática expuesta, los estudios del CRD, estiman valiosas sus recomendaciones, al contactar que nuestra historia política, muestra que hemos tomado un camino equivocado, al considerar que el desarrollo, la solidez institucional y la paz que requerimos, pueden ser logrado por un determinado hombre, junto a un reducido grupo de personas que constituyen su entorno más cercano, cuando lo cierto es, que su solución por ser muy compleja, depende del nivel de preparación, capacidad y honestidad, que se pueda lograr en su conjunto, en las diversas instancias de las dirigencias políticas.
Desprendiendo en torno a lo señalado, la viabilidad de procurar sus remedios efectivos, tomando en cuenta que el mesianismo y el endiosamiento que han lacerado nuestra clase política, sólo nos ha servido, para convertir nuestras entidades políticas y a los estamentos estatales, en presas fáciles de las ambiciones desmedidas, además, para ser bloqueadoras del cambio de mentalidad y la nueva visión, que amerita nuestra nación, para salir airosa frente sus retos locales y mundiales.
Para el Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (CRD), se requiere de la unión de esfuerzos y voluntades, a fin de hacer jugar a las nuevas generaciones el rol protagónico que de ellos se necesita, para dejar como cosa del pasado, el egocentrismo engendrador de falsas expectativas, producto de la incorrecta creación de mesías y dioses de nuestra clase política y del país, por el mismo no beneficiar, las metas de progreso y de bienestar social, que debemos propulsar para engrandecer a República Dominicana.