En el nuevo Plan Estratégico “Santiago 2030”, hemos asumido un marco conceptual para re-analizar el ordenamiento territorial. Volvimos al puerto de origen. Concluimos el diagnóstico de esta categoría y razonamos las potencialidades y limitaciones del desarrollo del territorio. Así lo establece la guía oficial, pero nosotros fuimos a más. Hicimos un re-pensamiento inteligente y gestamos una relación de componentes, propiedades y resultados esperados de la planificación estratégica territorial. Integramos los ejes temáticos de ordenamiento territorial y sostenibilidad ambiental en un solo abordaje, cruzados horizontalmente por el cambio climático generado por el calentamiento global.
En un territorio de 474 km2 del municipio Santiago que alcanzan los 733 Km2 de área metropolitana, el ordenamiento se concreta cuando actuamos sobre puntos críticos y sensibles. Es aquí dónde los Ayuntamientos y Gobiernos Nacionales intervienen con gestiones de acciones victorias rápidas, obras municipales y una firme regulación que termina por imponer el orden territorial. Santiago acumula al menos cuatro (4) puntos críticos de ordenamiento que comentaremos en su momento.
Es en el territorio donde se articula la Sociedad que asume el ordenamiento como cultura. La Sociedad y sus sectores de clase son los que organizan el Estado como superestructura jurídica-política que concentra la coerción y la fuerza normativa. Sociedad como conjunto de relaciones y fuerzas productivas entre los ciudadanos. Un entramado de vínculos que se asienta de forma regular o irregular sobre un territorio. Todos los asentamientos humanos acontecen sobre el suelo por encima de la naturaleza del territorio o de su base ecológica. La suma de block, varilla y cemento gris que conforma lo edificado en las ciudades, se construye arriba de la piel natural de los territorios.
Es decir los componentes clave que se expresan en un territorio son la Sociedad que vive y se relaciona en Asentamientos Humanos. Y asimismo, el Estado y la Naturaleza donde se asienta la Sociedad. Estos componentes se conciernen unos con otros de forma contradictoria en la mayoría de las veces, y armónica en pocas. Las características de forma y contenido de estos componentes tienen Potencialidades y Limitaciones que si se saben armonizar aportan Capacidades y Oportunidades para una actuación reguladora del uso del territorio.
Actuación reguladora que si tiene capacidad y es oportuna, debiera generar al menos tres (3) grandes resultados positivos: i) Sostenibilidad Ambiental, ii) Equidad Socio-Espacial y iii) Equilibrio Territorial. Si un territorio acumula Sostenibilidad Ambiental es porque el Estado y la Sociedad han sabido armonizar la Productividad Territorial con las Vulnerabilidades acumuladas en ese territorio. Es decir han sabido aprovechar la capacidad productiva y de urbanización de ese territorio, reduciendo las debilidades y exposiciones de esa sociedad y sus edificaciones, a sufrir impactos negativos y adversos.
Si además ese territorio acumula Equidad Socio-Espacial es porque hemos sabido disponer servicios sinérgicos que generan Confortabilidad territorial. Igualmente hemos contenido las Desigualdades territoriales. Confortabilidad es un concepto que trasciende la idea sectorial de “servicio” en sí mismo. Asume que el acceso a mejores niveles de confort o bienestar, sólo puede calcularse en la medida que valoramos el grado de sinergia que presentan varios servicios en su cobertura territorial. De esta manera, lo que se explica son los distintos grados de confort generados en los diferentes sectores sociales y las posibilidades de acceso a los mismos que tiene la población, conteniendo y armonizando las desigualdades territoriales de acceso a los servicios.
Además de la Equidad Socio-Espacial, el diagnóstico de ordenamiento territorial del PES 2030, valora el Equilibrio Territorial expresado en la Concentración y Expansión de la ocupación y edificabilidad de un territorio armonizado con la Movilidad y Conectividad de ese territorio.
La Concentración y Expansión son las maneras cómo acontece el crecimiento de la huella urbana, expresadas como Ocupación y Edificabilidad. La Edificabilidad es el porcentaje de superficie total que puede ser edificado, es decir, la cantidad total de metros cuadrados que es posible construir en un solar en un nivel o varios. La Ocupación por su parte, determina el porcentaje de superficie del territorio que se interviene. En estadística urbana, la edificabilidad es un “ratio” en cambio, la ocupación, es un “porcentaje”. Parecidos pero no son lo mismo.
El ratio relaciona dos valores que provienen de categorías o poblaciones diferentes (metros cuadrados de suelo con altura). Los valores del porcentaje provienen de la misma categoría, es decir de una fracción del territorio. El desarrollo territorial concentrado y compacto apuesta al aumento de la edificabilidad. Por su parte la expansión territorial promueve el aumento progresivo, riesgoso, vulnerable y horizontal de la ocupación del suelo.
Analizamos también, la Movilidad en tanto gestión de origen y destino de viajes. Asimismo la Conectividad como expresión de la capacidad de relacionamiento de 2 territorios. La Movilidad incorpora el tránsito y el transporte. La Conectividad asume la vialidad y la seguridad vial.
De lo que se trata entonces en el nuevo PES 2030 es que el Estado y la Sociedad armonicen asentamientos humanos que preserven la naturaleza. Que aprovechen oportunidades y asuman las limitaciones de actuación, buscando oportunidades que robustezcan las capacidades de las ciudades. Que aseguren la Sostenibilidad Ambiental, la Equidad Socio-Espacial y el Equilibrio Territorial con los resultados de productividad, confortabilidad, concentración, movilidad y conectividad integral. Este enfoque ya lo hemos concretado en un diagnóstico territorial específico. En la otra seguimos.
Agradecemos al Arquitecto y Urbanista, Julio Corral Alonso, el aporte de la expresión gráfica del marco conceptual y las sugerencias de su formulación.