A partir del suicidio de arquitecto David Rodríguez García y del debate público que eso ha provocado, ha habido revelaciones importantes sobre los niveles de corrupción y apropiación de los bienes públicos que, de forma escandalosa, se ha dado desde el 2007 en la Oficina Supervisora de Obras del Estado (OISOE). Eso sucede al mismo tiempo que la sociedad está esperando el veredicto sobre la decisión de la Cámara Penal de la Suprema Corte de Justicia de si manda a juicio de Fondo o no a Félix Bautista, ex-director de la OISOE, envuelto en un fraude millonario que supera cualquier cantidad de dinero engullido por la corrupción, desde la constitución de la República Dominicana.
El tema del suicidio del arquitecto junto a otros acontecidos de forma aparatosas en los últimos días, nos habla de una sociedad enferma, que genera diariamente situaciones que impulsan a la desesperación, a la muerte lenta o al suicidio inmediato de personas concretas. Eso sucede en una sociedad en la que la mayor parte de los dirigentes económico-políticos han perdido la ética, la vergüenza y la cordura; en donde la corrupción impune forma parte de la vida cotidiana, agravada por el hecho de que una porción considerable de la población se ha convertido en clientes dependientes de esa clase económico-partidaria, perversa y corrompida. Por otro lado, hay un número significativo de personas, entre los que están los más de 700,000 jóvenes que ni estudian ni trabajan, que no tienen oportunidades para desarrollarse como personas con autonomía y con condiciones de vida dignas.
En esta semana ha habido una protesta en frente de la OISOE, reprimida por la policía como en los tiempos de dictaduras supuestamente pasadas. Dicha institución se ha convertido en el símbolo de la corrupción promovida desde una instancia que depende directamente de la presidencia de la República y de los gobiernos de las sucesivas corporaciones gobernantes (1966-2015): PLD-PRD-PRSC. Dichos gobiernos han cambiado de cara, desde Balaguer, Hipólito Mejía, Jorge Blanco, Leonel Fernández hasta Danilo Medina, pero la corrupción en la OISOE ha sido una práctica constante. Para algunos analistas esta institución, articulada con el MINERD y con el Ministerio de Obras Públicas, sigue siendo, en la actual administración, el centro principal de las operaciones corruptas, y una fuente de enriquecimiento ilícito de nuevos grupos económicos cercanos al danilismo, que se están apropiando de una porción importante de los recursos públicos del 4% del PIB correspondiente a la educación o del presupuesto asignado a la construcción y reparación de hospitales.
Hay voces que hablan de la necesidad de cerrar la OISOE, pero hay otras personas que dudan que eso resuelva algo, con relación al tema de la corrupción impune que se desarrolla en su interior. En ese sentido se ha expresado el economista Isidoro Santana, quien señaló que en el gobierno de Antonio Guzmán (1978-1982) dicha oficina fue ya cerrada: “Probablemente la Oficina no debería existir, pero también es una ilusión creer que desapareciendo ella desaparecerá la corrupción, pues la inversión pública en algún lugar se hará, y la corrupción irá allí donde vayan los contratos mientras no se fortalezcan los mecanismos de control y fiscalización del Estado y, particularmente, mientras el país no cuente con un sistema judicial independiente y confiable”. (La OISOE ya había sido eliminada. http://acento.com.do/2015/opinion/8289930-la-oisoe-ya-habia-sido-eliminada).
Aunque aparentemente no pareciera tener relación con la temática anterior, sí ha tenido relevancia pública la carta dirigida por Miriam Germán, jueza presidenta de la Cámara Penal de la Suprema Corte, al juez Frank Soto. En la misma se denuncian los abusos y maltratos verbales por parte de Soto contra Germán, en el ejercicio cotidiano de sus funciones. Y eso se da en el momento en que esa cámara tiene que anunciar públicamente una decisión crucial sobre el caso de Félix Bautista. Mientras que, según la revelación hecha por Germán, el juez Soto, militante del partido de gobierno, la acusa de ser “mal agradecida”, por no agradecerle el puesto al ex-rey Leonel Fernández y a su pupilo Félix Bautista, ella mantiene, con ética y convicción, su independencia de los centros del poder económico-partidario vigente. Por eso, como ha señalado, oportunamente Milagros Ortiz Bosch, haciendo contraste entre Germán y Soto: “El, dirigente partidario, llegó a la justicia desde su militancia. Para él, por lo tanto, su carrera judicial merece gratitud militante. (…). Para él, el archivo. Para ella, el ejercicio independiente de la justicia. El es la prueba del control de la justicia por el partido gobernante. Ella es la esperanza en la justicia que soñamos”. (Ella y él: A Miriam Germán y Frank Soto, http://hoy.com.do/ella-y-el-ah-miriam-german-y-frank-soto).
En la lucha contra la corrupción la publicación de la carta de M. Germán a F. Soto tiene una importancia capital. Pues como ha afirmado F. Alvarez: “La carta de la magistrada Germán es importante porque ella, al igual que un puñado de jueces que como ella han sabido transitar en el tiempo por la función judicial sin manchar la toga, son los referentes obligatorios de esa nueva generación de jueces que tarde o temprano tendrán la responsabilidad de volver a rescatar el Poder Judicial de las manos de los políticos y traficantes de decisiones judiciales”. (Miriam Germán Brito y el futuro de la justicia dominicana. http://acento.com.do/2015/opinion/editorial/8289175-miriam-german-brito-y-el-futuro-de-la-justicia-dominicana).
La corrupción impune genera en sectores importantes de la sociedad desesperación, muerte y suicidio individual y colectivo. Por eso, la lucha organizada, articulada y continua contra la corrupción a todos los niveles, pero priorizando la cometida, promovida y generada desde las altas instancias del gobierno Dominicano, es una tarea indelegable, aunque árdua, que tiene que hacerse con responsabilidad ética, de forma permanente, independientemente de los avances y retrocesos del presente. En esa tarea se necesita un compromiso indelegable de las y los líderes partidarios emergentes que estén en disposición de aportar a la construcción de una sociedad justa, solidaria, así como de las y los educadores comprometidos con la formación ética y ciudadana de las y los estudiantes. Es indispensable, además, el aporte de la prensa que se resiste a depender de los intereses de la corporación gobernante, y finalmente se hace urgente el fortalecimiento de un sistema judicial independiente, que tiene en la magistrada Miriam Germán un referente ético, indignado e insobornable.