Acordemos: las noticias de las elecciones norteamericanas se parecen tanto a las producidas al sur del Río Bravo, que no recordamos que esa barrera natural existe. ¡Se está pareciendo tanto la reacción de Trump que me creo que es la boliviana Añez! Perdón a ambos por confundirlos.
Por ello recurro a un artículo del New York Times de Maggie Astor que nos explica el trayecto que falta para dilucidar la “oficialización” del triunfo de Biden. (Disponible en el enlace: https://www.nytimes.com/es/2020/11/13/espanol/certificacion-elecciones-USA-votos-electorales.html). Y de paso, desmantelar los trucos de Trump y su entorno para condicionarnos a que esperemos un desenlace “cuasi-golpista” por los detalles que nos deja saber de que él resistirá su remoción de la Presidencia de USA.
Maggie Astor lista los pasos que faltan hasta el 20 de enero, cuando se celebrará la Juramentación:
Primero, los Estados certificarán los resultados de sus elecciones. Los oficiales de condado certifican los resultados en sus jurisdicciones. Los gobernadores envían al Congreso un Certificado de Verificación de los resultados de su Estado y los nombres de los Súper Electores antes del 14 de diciembre, fecha de la reunión del Colegio Electoral. Trump ha presentado objeciones a varios Estados para retrasar este paso. Los legisladores estatales podrían intervenir, pero probablemente no lo harán.
El 14 de diciembre cada Súper Elector emite su voto por el candidato que dijo apoyar, no pudiendo cambiarlo por la decisión del 2016 de la Corte Suprema en el caso “Ciafalo vs. Washington”, eliminando los Delegados “infieles”.
El 6 de enero el Congreso contará y certificará los votos electorales. Luego, Biden será juramentado. Dice Maggie Astor: “Las próximas semanas pueden ser caóticas. Pueden socavar la fe pública en el proceso electoral y cimentar la falsa creencia de los partidarios de Trump de que la elección fue “robada”. El daño a las instituciones democráticas puede ser duradero.”
“Pero a corto plazo, es virtualmente inconcebible que ocurra algo más que esto: el 20 de enero de 2021, Biden levantará su mano derecha, prestará juramento al cargo y se convertirá en el 46º presidente de Estados Unidos.”
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Sin embargo Trump ha seguido sembrando dudas con su argumento de que le “robaron las elecciones”. Todo comienza con este titular: La funcionaria encargada de iniciar la transición en Estados Unidos aún no lo hace, como lo presenta el New York Times en el siguiente enlace: https://www.nytimes.com/es/2020/11/10/espanol/biden-trump-transicion.html ). Emily W. Murphy, Gerente de Servicios Generales de la Casa Blanca, debe interpretar que el proceso electoral designó a un nuevo Presidente Electo, para que toda la maquinaria se disponga a coordinarse con el equipo entrante, y al no hacerlo se crea un “vacío” burocrático.
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Luego, la cancelación fulminante del Secretario de Defensa, Mark Esper, y la ocupación por personal “interino” del equipo gerencial y político del Pentágono, levantando la sospecha de “intenciones sórdidas” de una militarización de la resistencia en una eventual no-entrega de la Casa Blanca. Esto seguido por la vocería del Secretario de Estado, Mike Pompeo, de que está trabajando para la transición de un segundo mandato de Trump, conforma la sospecha de una “teoría conspirativa”, pero esta vez de parte de Trump en contra de la institucionalidad constitucional norteamericana.
Para ver qué daños potenciales puede ocasionar Trump al sistema norteamericano recomiendo ver el artículo de Elle Honig, ex Fiscal Federal y Estatal estadounidense con el título Con sus días en el cargo contados, esto es lo que Trump puede intentar hacer, en el enlace de CNN: https://cnnespanol.cnn.com/2020/11/08/opinion-con-sus-dias-en-el-cargo-contados-esto-es-lo-que-trump-puede-intentar-hacer/ .
Además, les invito a leer EE.UU.: ¿un Estado fallido?, un artículo de más calado por el Nobel de Economía, Paul Krugman, en el New York Times en español, en el siguiente enlace: https://www.nytimes.com/es/2020/11/06/espanol/opinion/estados-unidos-elecciones.html , donde una institucionalidad beligerante con un Senado “republicano” y una Corte Suprema de “mayoría conservadora” pueden acabar con el retorno a los “chequeos y balances” entre los poderes constitucionales norteamericanos. Algo de lo que sufrimos los dominicanos en la Justicia por los tejemanejes de Yanalán, aquella caricatura de Procurador que nos gastamos para descomponer la institucionalidad e independencia judicial.
¡Tomemos asientos de palco para esta comedia que puede terminar en tragedia… aquí y acullá!