El año es nuevo, pero igual tiene los mismos 365 días o a lo sumo 366, se distribuye en meses y semanas que se llaman de la misma manera: sigue siendo lunes el primer día de trabajo y viernes el último, así como enero inicia el año y en diciembre finaliza. Cada año lo despedimos con alegría o tristeza de acuerdo a las vivencias tenidas en su transcurso. Cada año esperamos las navidades, llegan y se van, pero la expectativa de ellas hace que se esperen con entusiasmo y gozo. El último día del año llega y lo despedimos para recibir al nuevo año con sus novedades que no siempre son tan nuevas.

Y un poco así es la vida, estamos en la misma casa, el mismo trabajo, la misma familia, el vecindario, el mismo país, pero de lo que se trata es de intentar que cada día sea diferente, que la ilusión no se apague y la pasión no se rompa. Que si se rompe, como es probable que ocurra, no tarde mucho en recuperarse.

Tengo en la consulta a gente joven que vive como vieja, sin gusto por la vida por el aburrimiento, pues según ellas “siempre es lo mismo”. Gente  que sólo se alegra con una ropa nueva, una pareja nueva, un carro nuevo, un plan nuevo. Y la verdad es que entusiasma estrenar, pero lamentablemente no siempre es posible y yo diría más, el verdadero disfrute de la vida es aprender a reinventar, revivir y recomenzar cada día y cada vez.

Disculpando el atrevimiento hoy les propongo un cambio, pero un cambio de mirada, que no intente cambiar lo de fuera, sino lo de dentro, lo del propio dentro, no el de los demás.  Que no haya que tener dinero, irse de viaje, cambiar de trabajo, comprar una casa o un automóvil. Un cambio que no dependa de los demás sino de la propia decisión lo cual le confiere un poder indestructible.

Propongo este año conocer algo nuevo de la misma pareja, hacer con ella nuevos planes, proyectos, salidas, descubrimientos, asombros y encuentros.

Propongo en el trabajo convertirse en esa nueva persona que se supera a sí misma, que se vuelve creativa, entusiasta y alegre. Que supera cada día las dificultades y se sobrepone a los inconvenientes. Que no permite ser pisoteada, pero que tampoco hace daño a los demás. Que le da paso a nuevas ideas y convoca a la gente para llevarlas a cabo.

Propongo en la familia convertirse en la mejor hija o hijo, padre y madre, la mejor hermana o hermano, tío o tía, abuela o abuelo, primo y prima para ofrecer la oportunidad de tener una nueva familia con la misma gente. Dejar la queja y hacer algo concreto para mejorar; tomar la iniciativa y dejar de esperar que las otras personas le cuiden, le apoyen, le carguen y sostengan, en cambio sostener, soportar, y cuidar. Talvez el cambio soñado le sorprenda y viene de vuelta, de la propia vuelta.