En el Fogaraté donde comunica su desprecio a las estadísticas y preferencia por la historia, Colombo hace intersección con los economistas de la escuela austrolibertaria. Su breve y sustancial comentario me recordó la conferencia “Crisis y Leviatán” de Robert Higgs, un historiador asociado al Instituto Ludwig Von Mises. En ésta y en su libro homónimo, Higgs critica a los profesionales que analizan la importancia del gobierno EUA en la economía simplemente viendo la trayectoria de la relación Gasto del Gobierno/Producto Interno Bruto.
A quienes tranquiliza una gráfica con una tendencia suave, alterada por eventos de crisis, los manda, como Colombo, a leer historia y otros documentos, como leyes y decretos. Estos no son tan simples para poner en un histograma descriptivo o modelar en econometría, pero revelan certeras evidencias de la intervención cada vez mayor del gobierno en la regulación de la economía, control y disposición de activos, reglas en que operan los mercados y decisiones individuales cuyos riesgos se solían discernir en libertad.
Las cifras y estadísticas de comercio exterior son otras que desprecian los austrolibertarios. Calcular exportaciones, importaciones y balances sobre la actividad comercial son números que distorsionan la naturaleza del comercio. Válida contra ellos el lamento de Colombo. Son estas variables las que sirven de fundamento a las falacias mercantilistas y las pesadas regulaciones al libre comercio internacional para favorecer empresas locales y explotar a los consumidores.
Las fronteras, es una apreciación creo acertada, tienen importancia para referenciar y hacer un ranking de carnavales, sea entre provincias o regiones de un mismo país o entre las naciones de un continente. Es un error crearlas para distorsionar el libre comercio entre individuos, el derecho natural de cada ser humano a intercambiar sus derechos de propiedad sobre bienes y servicios con quienes estén dispuestos a entrar en una negociación donde se acuerden los términos sin vicios consentimiento.
Los tratados de libre comercio actuales no son tal cosa para los austríacos. Son tratados de comercio administrado. Un verdadero acuerdo de libre comercio tomaría un solo artículo donde cada país se decide a desmantelar todos los impuestos y regulaciones alteren el libre flujo de bienes y servicios. Es más, no hace falta acuerdo, funciona de maravilla si es una decisión unilateral, sin esperar contraprestaciones de otros países. Lo importante del comercio es su valor total, no destriparlo como Jack, en sus componentes.
El 2018 debió ser el Año del Comercio Exterior Libre, no el Año de las Exportaciones. Es designarlo de esta manera que ha permitido al sector privado arreciar contra las importaciones que afectan sus rentas, haciendo público su rechazo en medios de comunicación. ¿Cómo reaccionará el productor extranjero si tenemos éxito en lograr exportar más este año?
Aquí otro ejemplo del peligro estadísticas con una “Prueba Hipótesis sobre Discriminación Laboral”. El Fogaraté de Colombo salió cuando justo terminaba un curso de estadísticas esenciales para análisis en Excel, impartido por Microsoft en EDX.org.
Una empresa es llamada a defenderse por acusaciones de discriminación en sus prácticas de empleo. Un estadístico prepara matriz con resultados de la decisión de contratar o no apareada con el origen étnico de los aplicantes (blancos, negros, hispanos, asiáticos), y usa técnicas para probar si empleo y raza son independientes a un nivel de confianza de 5%. He ahí el cisma. Al igual que Colombo, los austrolibertarios no tendrían ese estadístico entre sus amigos.
En una sociedad con mercados libres y competitivos, comprar, vender y contratar se basan en contratos voluntarios donde los resultados reflejan un consenso de las partes. Cuando Calderón compra un Payán escoge o discrimina contra otros proveedores de emparedados. Cambió su dinero por el derretido de Marquito. De vuelta al país lo acoge como residente, no le luce demandar por discriminación a la empresa que el trabajo de contador se lo dio a su vecino chino. Un austrolibertario no desprecia este instrumental de prueba de hipótesis per se. Si el objetivo es describir o ilustrar las preferencias de contratación para contar anécdotas en una peña, bien. Si es para sustentar políticas públicas destruyan libertad contratar e inducir a cuotas reflejen obligatoriamente diversidad étnica, no señor.