Hoy no tengo ganas de escribir. Así que voy a llenar mi espacio tomando cosas que escribieron otros. Por ejemplo, el ex presidente Leonel Fernández, en su discurso ante la Asamblea Nacional el 27 de febrero del 2007:
“Ese crecimiento es el más alto alcanzado por la República Dominicana en los últimos 19 años, el más alto de América Latina en el 2006 y uno de los más altos del mundo. Si estuviésemos refiriéndonos a una competencia olímpica diríamos que en materia de desempeño económico, la República Dominicana obtuvo el año pasado una medalla de oro”. Más adelante indicaba “Ahora se dice, en los círculos internacionales, que la República Dominicana crece a ritmo asiático”.
El Dr. Carlos Báez Ebertsz, en su libro La modernización fallida: República Dominicana 1996-2012, “No acierto a comprender la sorpresa que produce en muchos analistas, comentaristas y opinadores dominicanos, los discursos anuales del presidente Fernández… ¿Por qué sorprendernos de que Leonel Fernández aproveche cada 27 de febrero para bombardearnos con discursos que aparentemente no tienen nada que ver con la situación real del país, con lo que viven y sienten sus ciudadanos?”
Otra vez el ex presidente Leonel Fernández, en su último discurso previo a la entrega de mando, ante la Asamblea Nacional el 27 de febrero del 2012:
“En ocasiones, al volar en helicóptero sobre el Gran Santo Domingo, contemplo, desde la altura, la notable transformación que esta ciudad ha experimentado. Logro observar la amplitud de las avenidas, la circulación masiva de los vehículos, la construcción de los elevados, los edificios que lucen como verdaderos rascacielos, y, en fin, todo el espíritu de modernidad que se vislumbra desde el aire. Al divisar semejante espectáculo, que me permite comparar a nuestra ciudad Capital con otras importantes ciudades del mundo, me digo para mis adentros, caramba, helo ahí, lo hemos logrado: el Nueva York chiquito”.
Tras describir un hermoso recorrido por el rico y desarrollado sur del país, que incluyó los impresionante progresos observados en San Cristóbal, Baní, San José de Ocoa, San Juan de la Maguana, las Matas de Farfán y la moderna Elías Piña, continúa diciendo “Hacia el Este del país, nos encontramos con la evolución de Juan Dolio como centro turístico, con la rotonda y los puentes de San Pedro de Macorís a La Romana; con la hermosa entrada a Higuey y con el bello espectáculo de ver a El Seybo convertido en ciudad modelo de los Objetivos del Milenio. Por el Cibao, los cambios se perciben por doquier. En los edificios que se construyen en San Francisco de Macorís y en Moca; en los negocios que se crean en La Vega; en la belleza de las carreteras de Constanza y Jarabacoa; y en el progreso y avance de todo género que se ponen de manifiesto en una ciudad tan imponente como Santiago de los Caballeros”
En un reporte de la BBC el 8 de mayo del 2014 titulado ¿Cuál es el mejor pasaporte de América Latina?, tras indicar que casi todos los súbditos de América Latina pueden viajar libremente por más de 90 países, “Según el Índice de Restricciones de Visa de la consultora Henley & Partners, realizado en cooperación con la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés), los argentinos, brasileños y chilenos son los que pueden viajar a más países sin necesidad de una visa. Por el contrario, los haitianos, dominicanos y cubanos son los que deben hacer más trámites”. ¡Qué abuso!
El articulista Sergio Forcadell, en un artículo denominado Malditos ranking, en Acento.com.do, el 20 de octubre del 2014 “Desde que alguien inventó esas listas internacionales para ver qué país es mejor o peor en este, en aquel, o en el otro asunto, los dominicanos vivimos en una permanente zozobra… Esto así, porque casi siempre aparecemos en ese tipo de clasificaciones conocidas por el nombre de Ranking, en los primeros lugares de los temas que se consideran como malos, y en los últimos puestos para los que podrían calificarse de buenos… Pero si ya es malo aparecer en estos llamados Ranking, peor es la reacción de escepticismo que a nivel general se registra en el país. Para los ciudadanos no pasa de ser una especie de anécdota más sobre las carencias que de manera tradicional o histórica padecemos, y que en mayor o menor grado y profundidad todos las conocemos, y hasta aceptamos como moneda corriente…Para los Gobiernos, estos tipos de datos o resultados suelen estar equivocados o exagerados en su elaboración y proceso, porque no tomaron en cuenta estos o aquellos factores, o son sospechosamente tendenciosos, o están auspiciados por la oposición, o los publican enemigos declarados o solapados del régimen, solo para hacer daño. Porque nuestra realidad política es siempre maravillosa, y vivimos mejor y más boyantes que en la mítica región de Jauja”.
Para todo eso yo propongo una solución. Una reunión mundial auspiciada por las Naciones Unidas para que adopte una resolución: en adelante todos los rankings internacionales pasan a ser elaborados por una prestigiosa institución de la República Dominicana. Se acabaría el problema.