Este país vive el momento que muchos esperábamos: el de un sacudión de la modorra y expresar en diversos espacios y medios su hartazgo contra la estructura de corrupción e impunidad que sostiene este gobierno, a quien lo preside, a su partido y a otros sectores de la clase política. Sin embargo, importantes acontecimientos internacionales podrían provocar un natural y comprensible interés en todo el país, desviando su atención sobre lo que es fundamental: aprovechar el momento de sacudión que encarna la Marea Verde. Se puede tomar partida en los acontecimientos mundiales que por ser tales nos conciernen, pero al hacerlo no se puede aflojar en la lucha, pues eso podría ser el balón de oxígeno que tanto necesita el grupo en el poder.

Los cuestionados bombardeos de los Estados Unidos contra la población siria, las amenazas a Corea del Norte o sus declaraciones contra el gobierno venezolano, son cuestiones importantes, nos conciernen; pero debe evitarse caer en la histeria y confusión colectiva de algunos sectores que desde sus particulares perspectivas condenan esas acciones. Debe evitarse el error de creer que Putin, China e Irán, constituyen un “frente antiimperialista”. Putin, y Trump, a quien apoyó en las elecciones en que este fue elegido presidente, son referencias y apoyo de la ultraderecha nazi/fascista europea, el régimen chino, represivo y explotador de su pueblo y el gobierno de Irán, aunque no explotador, igualmente represivo, pueden construir un frente oportunistamente antinorteamericano, pero nunca antiimperialista, que no es lo mismo.

El gobierno venezolano ha devenido una vergüenza para toda persona realmente de izquierda, incompetente, corrosivo y represivo es un verdadero lastre para la izquierda de esta región y de todo el mundo. Una cosa es condenar las acciones militares contra los pueblos de Siria, Corea del Norte y de Venezuela o contra cualquier país del mundo, y otra es defender regímenes negadores de los valores esenciales de la democracia. Eso no es propio de nadie con sensibilidad realmente democrática, sobre todo cuanto se tiene ante sí, la tarea de impulsar una iniciativa política del calado de la Marea Verde. Distraerse, discutiendo sobre los referidos hechos, es lo que lo querrían sus eventuales víctimas, el eventual victimario y el presidente de nuestro país y sus bocinas.

La Marea Verde amenaza con llevarse de encuentro un sistema de corrupción e impunidad que sostiene no solamente al partido oficial, sino también a importantes sectores que se le oponen. Esta Marea tiene potencial para resquebrajar irremediablemente un sistema que ha escogido esa canalla política, esos depredadores del erario público, erigidos en la nefasta mayoría que controla el Congreso, los municipios, distritos municipales y las instituciones claves del Estado. La Marea Verde constituye la mejor oportunidad que hemos tenido en las últimas tres o cuatro décadas para cambiar este sistema; ampliarla es la más rentable actividad política del momento y para ello deben evitarse las distracciones sobre temas no fundamentales.

En ese tenor, todo el esfuerzo debe desplegarse en el sentido de la ampliación de la Marea Verde, impulsando iniciativas de luchas políticas que en esencia son parte del tema de la corrupción, como por ejemplo, la demanda para que establezca una Ley de Partidos y Electoral, lograda a través del consenso y que no sean confeccionadas para beneficiar al partido con mayoría en el Congreso. Esto constituye una lucha contra los privilegios y trampas del sistema para reproducirse, algunos dirán que es difícil o imposible, que el PLD acceda a negociar dichas leyes, pero estamos en una coyuntura inédita de debilidad de ese partido y de las fuerzas que lo sostienen, y coyunturas como la presente son las mejores para hacer demandas políticas al sistema con posibilidades de éxitos.

El presente es momento de hacer política, desplegando iniciativas que integren los diversos sectores, sujetos y actores que desde diversos espacios expresan sentimientos y aspiraciones que vayan en el sentido de los objetivos de la Marea Verde, así se construyen los movimientos: integrando diversidades con objetivos que se potencian y decantan en la acción, convergiendo como sentimiento de cambio. Es momento de hacer política con todo lo que eso significa. Pero con cero distracciones.