Santiago, 5 de marzo de 2013
Carta abierta al Instituto Duartiano
Instituto Duartiano:
Calle Isabel La Católica # 308
Santo Domingo, República Dominicana
i.duartiano@institutoduartiano.org.do; info@institutoduartiano.org.do
Señores Directivos:
Prof. José Joaquín Pérez Saviñón, presidente;
Dr. Wilson Gómez Ramírez, vicepresidente;
Daniel Nicanor Pichardo Cruz, secretario;
Prof. Carlos Aníbal Acosta Piña, tesorero;
Lic. Víctor César Zabala Sánchez, gobernador;
Dr. Rafael L. Pérez y Pérez, vocal;
Dr. Abelardo Jiménez Lambertus, vocal;
Doña Miriam Brea de Miniño, vocal;
Dr. Julio Manuel Rodríguez Grullón, Emeritus Ad Vitam;
Licda. Nelly García;
Arq. Jacinto Esteban Pichardo Vicioso.
Extensible a:
–Todos los miembros del Instituto Duartiano amantes de la verdad, a los que también emplazamos a fijar su posición ante el pueblo dominicano;
-Miembros de la comunidad Masónica, para que arrojen alguna luz sobre estas cosas que afectan el nombre de Duarte.
Distinguidos directivos:
Nos dirigimos a vosotros en uso de nuestros derechos ciudadanos, por respeto a Duarte y a la verdad histórica, a la que debéis lealtad absoluta, la que ahora agraváis con vuestra negativa de acoger un documento cierto sobre la vida de Duarte: su excomunión.
Me temo que con vuestra negativa arrastraréis a vuestros compañeros duartianos haciéndolos partícipes de vuestra falta, por omisión o ignorancia, por haber ocultado el episodio histórico de la “Excomunión de Duarte” de la agenda, el grave delito patrio cometido por la Iglesia católica contra la dominicanidad y contra la Independencia. Nuestra voz es la voz de todos.
No habéis respondido a nuestro anterior reclamo, ni colectiva ni individualmente, y por ello hemos asumido que conocéis de este hecho histórico que, por encima de la verdad, han decidido ocultar y mantenerlo expatriado de vuestra “cronología duartiana” durante este bicentenario.
Mientras tanto, os emplazamos y cuestionamos de nuevo ante la opinión pública y ahora ante vuestros propios compañeros del Instituto Duartiano y, sobre todo, ante la comunidad masónica nacional, la muy afectada por ser la hermandad preferida de Duarte, la que gestó la Trinitaria y dio origen a nuestra dominicanidad e independencia.
Por ello hoy los emplazamos de nuevo para que deis pronta y pública respuesta, para que rindáis cuenta a la comunidad Duartiana Nacional y a vuestros propios compañeros por vuestra falta, la que cada día se agrava.
Adjunto incluimos nuestro artículo y reclamo de fecha 26 de Febrero de 2013 exigiéndoles la inclusión en la vida de Duarte de este hecho histórico crucial que afectó grandemente la existencia del Patricio y su familia, la de nuestra Nación dominicana, la vida de la masonería patriótica, la también perseguida con saña a raíz de la excomunión que dictó la Iglesia sobre el patricio Duarte, un acto político y no religioso.
Ciertamente, la mejor manera de deshacerse de Duarte era excomulgándolo; así lo convino la Iglesia política con Santana. Con la excomunión lograron eliminar a Duarte del escenario político, lo estigmatizaron por siempre. Fue una jugada cruel y despiadada, pero efectiva; era la fórmula usualmente empleada por la Iglesia en los escenarios políticos europeos contra todo aquel que no hiciese su santa voluntad; inclusive excomulgaban a monarcas.
Entendemos que la Comisión Presidencial para la Celebración del Bicentenario de Duarte quiera ignorar soberanamente este vergonzoso episodio de la excomunión de Duarte, aunque no tiene derecho, pues permanece controlada y presidida por parte interesada, por el Cardenal López Rodríguez; a pesar de que en dicha comisión aparecen prestantes historiadores expertos conocedores del hecho y del tema, hombres con coraje de los que esperamos varoniles arrojos y decisiones en contra de la mentira.
Debemos decir la verdad, detrás de este complot, de este encubrimiento de la excomunión de Duarte se oculta una lucha ideológica entre la Iglesia absolutista y la fuerza liberales dominicanas. Cómo sucedió entonces. La Iglesia es un poder extraño, es una ideología extremista y ambiciosa que busca el poder y no el reino de Dios sobre la Tierra. Es un Estado y como tal es político y populista.
Ustedes, como parte no interesada y libres de toda presión de la Iglesia, sois los llamados a desentrañar el misterio poniendo las cosas en su lugar, debéis incluir la excomunión y la persecución clerical de Duarte como un hecho cierto que revela el nefasto papel de la Iglesia en las luchas independentistas, en contra de la dominicanidad, en contra de Duarte. Ésta es la verdad, la única razón por la cual se oculta este episodio que declara que la Iglesia traicionó a Duarte.
La excomunión dictada por Tomás de Portes gravitó terriblemente sobre Duarte, lo estigmatizó indeleblemente, constituyó un maldición “dictada por Dios” a través de su representante terrenal por negarse a obedecer al General Santana; nuestro héroe quedó desacreditado, repudiado ante aquella iletrada sociedad dominicana mayoritariamente ignorante y supersticiosa que obedecía a la Iglesia, su conciencia moral, la que creía en su Papa, en su arzobispo, a ojos cerrados, es decir, todos creían que era Dios quien condenaba públicamente al patricio a los infiernos , pues lo declararon rebelde y hereje, enemigo de Dios y de la Patria . Lo excomulgaron por no obedecer al General Santana como lo explica muy bien el texto del documento. Allí se manifestó la Iglesia política utilizando con descaro sus argumentos religiosos en contra de Duarte y contra la Independencia. Esa es la gran verdad que nos pretenden ocultar. Nadie tiene derecho a ocultar este episodio historico.
Hace 7 días que los emplazamos públicamente por excluir de la vida oficial de Duarte el más importante episodio de la existencia del Patricio, su EXCOMUNION. http://www.acento.com.do/index.php/blog/8177/78/El-Instituto-Duartiano-se-ha-burlado-de-Duarte.html
La excomunión de Duarte está documentada y no tenéis derecho a ocultarla, no está en duda, fue un hecho real y comprobado del que les anexo pruebas documentales irrefutables; estáis obligados a cumplir con vuestros mandatos estatutarios por encima de las presiones clericales, a saber:
-“Adquirir y conservar cuanto fuere posible, lo que haya tenido relación con su vida, su persona y su memoria”.
-“Organizar la realización y la investigación de los estudios históricos, filosóficos y políticos con respecto a la personalidad y a la acción pública y privada del prócer y demás héroes de la Patria”.
-“Adquirir y conservar todo tipo de artículos, documentos y objetos relacionados a la vida, persona y memoria de Juan Pablo Duarte, así como también de los trinitarios y los próceres de la Restauración, como los que les estamos mostrando. Y a estas funciones violadas nos estamos acogiendo para denunciarlos ante sus compañeros”.
No se inmiscuyan en este delito histórico y encubrimiento, permitan que sean los propios autores clericales los que se encarguen de persistir en encubrir su vergonzoso delito. A ellos siempre les ha interesado aparecer -mentirosamente- como abanderados de una independencia y dominicanidad que traicionaron con vehemencia, pues, a diferencia de vosotros, ellos le deben lealtad a otra Constitución, a la Apostólica, una Constitución que no es la nuestra, como se lo enrostró el Arzobispo Portes a Santana.
Recordemos que Duarte no le temió a sus verdugos inquisidores políticos clericales y que prefirió enfrentarlos antes de venderles la Patria.
En esta excomunión de Duarte podremos encontrar la razón de las penas ancestrales que padeció nuestro patricio, las que jamás nos explicamos: su ausencia patria y su triste y vergonzosa muerte solitaria: su desgano, su extenúo. Solo piensen por un momento cómo se sintió el patricio al saberse hereje y excomulgado, despreciado por todos los dominicanos, por sus vecinos, por sus amigos, hasta traicionado por muchos de los propios Trinitarios que flaquearon porque creyeron que Dios los había abandonado declarándolos inicuos por boca del su representante terrestre, el Papa.
Hay que saber lo que en aquellos tiempos significaba la excomunión para cualquier parroquiano, el desprecio social y la burla que recibía de todos. En aquella ocasión lo dejamos solo, no nos atrevimos a enfrentar al poder de Dios que representaba la Iglesia. Y era comprensible… no débenos culparnos por haberlo abandonado, era la mentalidad de la época, también los reyes de Europa temblaban con solo pensar en la palabra “EXCOMUNION”, muchos se le arrodillaron a la Iglesia.
Pero ahora olvidemos el pasado, la solución y el reparo está en vuestras manos, porque el clero egoísta y materialista que Benedicto XVI denunció, el que lo hizo renunciar, no les puede pedir a ustedes que permanezcan en la mentira, y mucho menos a vuestros compañeros duartianos.
Pero también tened en cuenta que este episodio de la excomunión está ligado a la condición de Masón de Duarte. Sabed que este tema tampoco debe ser evadido por más tiempo en el seno del Instituto, tenéis que darle cabida al Duarte Mason. Como todas las independencias de América, la nuestra tuvo una factura netamente masónica. No más observad el Gorro Frigio, la Serpiente masónica y a la palabra Libertad que aparecen en los primeros escudos nacionales que elaboraron los Trinitarios y entenderéis lo que os digo.
Recordemos que Iglesia odiaba la palabra “Libertad”, recordemos que tanto la Cruz , la Biblia y Dios que aparecen como símbolos patrios, eran instrumentos cotidianos utilizados por la masonería en sus ritos. La Iglesia jamás formó parte de los Trinitarios, y, aunque muchos curas fueron masones, como tales fueron despreciados y perseguidos por la Iglesia. Duarte despreciaba a la Iglesia política anexionista de Tomas de Portes, la que lo excomulgó, pero amaba entrañablemente la de los humildes sacerdotes que buscaban como él la independencia, los de la Iglesia religiosa y espiritual que propugnaban por la dominicanidad.
Recordemos que la Santísima Trinidad de Dios del juramento Trinitario es un concepto masónico, y que el vocablo “Dios” es genérico y no propio de iglesia o religión alguna.
Como vemos, tratar de encontrar un origen católico en estos símbolos patrios es falta de conocimiento y de cultura, es una burda manipulación clerical para atribuirse méritos patrios inexistentes.
Les incluimos copia del documento politico-eclesial emitido por el Arzobispo Tomás de Portes el 24 de julio de 1844 (Vicario Apostólico de la Santa Sede), el que decreta la “excomunión mayor” (“Excomunión latae sententiae ipso facto incurrenda”, sin necesidad de juicio eclesiástico) para todo aquel que desobedezca a Santana: la supuesta voluntad de un Dios político que se expresa en su persona. El original de la Carta Pastoral del 24 de julio 1844 se localiza en el Archivo General de la Arquidiócesis de Santo Domingo, estante B cajón 62, legajo 28, de donde lo tomo Emilio Rodríguez Demorizi.
Por décadas, la transcripción o copia ha reposado en el Archivo General de la Nación, Colección del Centenario de la República Dominicana, entregada por Emilio Rodríguez Demorizi, Volumen II páginas 47 a 55. Hace unos días le entregamos públicamente una copia al ingeniero Antonio José Guerra Sánchez, presidente del patronato del Archivo General de la Nación, durante su reciente visita al Centro León de Santiago durante su magnifica exposición sobre Duarte.
Amigos directivos, vuestros compañeros duartianos y los masones hermanos de Duarte que sufren estas cosas y nosotros estamos en espera de pronta respuesta, Los ojos de la Historia están sobre vosotros.
Atentamente:
Guido Riggio Pou
Cédula # 031-0082801-5
guidoriggio@gmail.com
Santiago RD
Notas:
A) Para edificación: Aquí copio el dispositivo final de la carta Pastoral de Portes ( 9 páginas) , la que contiene el texto del dispositivo de excomunión y la adhesión política de la Iglesia a Santana en contra de la Independencia y la dominicanidad, cuyo texto íntegro adjunto en archivo.
<<Nuestros queridos hijos, solamente la religión católica, apostólica, romana, puede consolarnos en nuestras aflicciones y desgracias. El mundo adormece los pesares: pero no los cura. Solo Dios, el Dios de toda consolación es el único que sabe hablar al corazón: por consiguiente, El os dice por el órgano de mi débil voz pero embajador de su hijo preciosísimo, que os mantengáis en tranquilidad, que no abuséis de su misericordia, y advertid que El es muy celoso de su honor y de su gloria y ya vosotros estáis comprometidos, por supuesto se dará por ofendido si no obedecéis los mandatos y órdenes, tanto del general de división y jefe supremo Santana, como las de la Junta [Central] Gubernativa, para lo cual os conminamos con excomunión mayor, a cualquiera clase de persona que se mezclase en trastornar las disposiciones de nuestro sabio gobierno, y del bien social, y decid todos vosotros con el profeta David a Nuestro Gran Dios: bendecid a este vuestro pueblo para que en vuestra gloria eterna seamos contados en el número de vuestros escogidos, para que como lo esperamos brille sobre cada uno de nosotros vuestra misericordia, y no nos vemos confundidos con los réprobos.
Dada en la ciudad de Santo Domingo en el arrabal de La Misericordia a los 24 días del mes de julio de 1844.
(firmado) Doctor Tomás de Portes (rúbrica)
Salvador de la Peña, cura y vicario foráneo de la común de San Francisco de Macorís, certifico haber dado cumplimiento a la orden que antecede … Apostólico de la Isla de Santo Domingo, Dr. D. Tomás de Portes. Macorís, y Agosto ocho de 1844.
(fdo.) Salvador de la Peña (rúbrica) >>
B) Este tipo de excomunión es “ab jure y latæ”, es decir: “Excomunión latae sententiae ipso facto incurrenda”. Por ella el intimado queda excomulgado << Tan pronto se comete el delito y por razón del delito en sí mismo (eo ipso) sin intervención de ningún juez eclesiástico.)