Señor: Fausto Rosario Adames
Director de Acento.com.do
Santo Domingo.
Estimado Fausto:
Como la mayoría de los dominicanos, me he quedado perturbado por la agresión que le hace el Opus Dei (Iglesia Católica) a la sociedad dominicana al someter a Profamilia a los tribunales, tratando de mantener el monopolio ideológico, su hegemonía sobre la mente y la voluntad de todas y de todos.
Por ello nos hemos visto obligados a hacer un llamado a los seres concientes para que se unan en esta lucha para liberar a la Constitución Dominicana y al Presupuesto Nacional de las garras del Concordato.
Entendemos que es nuestro deber evitar que la Iglesia (como cualquier otra potencia ideológica extranjera) se dedique a insultar a ciudadanos honestos para amedrentar y censurar la libertad de conciencia y pensamiento, buscando mantener el monopolio de la educación pública, para adueñarse de las conciencias sanas y libres de nuestra juventud dominicana, en representación de los intereses materiales de la Santa Sede vaticana.
Sabemos que en el capítulo XXII del Concordato trujillista se hipoteca la Educación Pública dominicana a la Santa Sede. Se establece que:
“La enseñanza suministrada por el Estado en las escuelas públicas estará orientada por los principios de la doctrina y de la moral católicas.”
De manera que, con este artículo inconstitucional se pretende imponer la moral católica a todos los dominicanos y dominicanas, violando la liberad de conciencia, pues, según la Constitución, cada ciudadano es libre de elegir sus pensamientos y solo debe sujetar su vida ciudadana a la “moral civil” y no a alguna “moral religiosa” mercurialmente interesada, y mucho menos a esta católica cargada de dogmas e ignorancias que, aparte del mal ejemplo moral que nos muestran protegiendo a los curas pederastas del albergue de Higüey, la que no le da solución real, ni sexual ni moral, a los jóvenes dominicanos.
Esto choca con la Constitución Dominicana y contra instituciones que, como Profamilia, procuran educar científicamente a nuestro pueblo, pues el Concordato le otorga el monopolio ideológico de la educación pública a la Iglesia Católica y además, se le financia.
Es nuestro deber exigir al presidente de la República cumplir con la Constitución y dar el ejemplo, negándose a asistir de forma oficial a los Tedums que la Iglesia traidora le celebra a Juan Pablo Duarte sabiendo que lo desacreditó con saña y lo excomulgó como despreciable hereje.
Los documentos históricos que nos ocultaron revelan que Iglesia se manifestó en contra de la dominicanidad y de los ideales independentistas de los trinitarios y patricios. Le recordamos al presidente que el Concordato no le obliga a asistir, ni le exige al Estado actuar como un Estado Confesional, de facto, como lo viene haciendo inconstitucionalmente, privilegiando a la Iglesia católica sobre todas la demás religiones y sobre multitud de ciudadanos indiferentes confesionalmente, pues, como laico y ente que no produce conciencia, al Estado le está vedado asumir religión alguna oficialmente, ni la católica, ni alguna otra.
La Iglesia es una Barrick Gold cualquiera que durante 5 siglos ha explotado nuestro “oro espiritual”, enseñando la superstición y la creencia mágica al pueblo en desmedro de la ciencia y la verdad, siempre al lado de los poderosos, en contra de Duarte, favorecida todavía hoy por estamentos estatales, como es el caso del Tribunal Constitucional de la República Dominicana, en la persona de su presidente Milton Ray Guevara, quien actúa como un confeso fanático católico que la distingue y privilegia al elegirla para actos oficiales, disimulado por el CODUE, su retribuido cómplice.
Debemos imitar la conciencia civilista y pluralista de la dignísima dama Minou Tavárez Mirabal quien ha dicho: “El país se rige por la Constitución, no por la fe católica”: Constitución Sí, Concordato No.
Le agradecería en sobremanera si pudiese dar a conocer el contenido de este texto a sus lectores.
Atentamente
Guido Riggio Pou
guidoriggio@gmail.com