Igor Stravisnki, compositor ruso nacionalizado francés, resaltó en su poética musical, un elemento de suma importancia para implantar el régimen de cambio que algunos llaman revolución, al escribir: «La audacia es la que mueve a las más bellas y mas grandes acciones; razón de más para no ponerla al servicio del desorden». Premisa que al parecer estuvo presente en la colaboración por parte de los dos sectores más influyentes y decisivos del PRM, en la elección de Carolina Mejía como candidata y sin dudas, segura ganadora a la Secretaría General.
Si algo se ha venido criticando al Partido Revolucionario Moderno, como desprendimiento mayoritario de lo que fuese alguna vez el PRD, ha sido la incapacidad para proyectar hacia el electorado; una imagen de orden y disciplina. La no coincidencia con sectores sociales determinantes para la obtención del poder y la falta de conexión con la realidad que vive nuestro país hoy día. Dificultades que podrían ser superadas después de celebrarse la anhelada convención y ser electos las nuevas autoridades.
Con la excogitación de Carolina como Secretaria General del principal partido de oposición, en una coyuntura sui generis como la que vive el país, se generaría para los próximos comicios la concreción de un acercamiento con el ente social que más sufre los embates despiadados de la mala administración pública…la mujer. Y da garantías de una correcta aplicación de políticas de género y juventud, por ser ella indefectiblemente, un puente de entendimiento entre ambos sectores.
Habrá en esa formación política, por aquello de la competición desventajosa frente al perfil de una mujer de condiciones políticas, profesionales y familiares envidiables, quienes quieran desmeritar su aspiración, atribuyendo su carisma y popularidad a los lazos sanguíneos con uno de los líderes más importantes e influyentes en la actualidad. Y no es para menos, pues como diría -Friedrich Nietzsche-: «a medida que asciendes, el ojo de la envidia te ves más pequeño».
Entre los aspirantes a esa posición los hay buenos y no tan buenos, pero a juicio nuestro; ninguno como ella, reúne las competencias necesarias para dar el giro político que necesita en este momento el PRM. Nadie posee hasta ahora las condiciones para desde esa Secretaría, convertirse en la correa de transmisión del dialogo y el avenimiento entre las facciones que se disputan el poder y la autoridad en las filas perremeistas.
En las bases del PRM, y de ello soy testigo, existe como nunca el deseo de una renovación sustancial y significativa de todas las estructuras de mando, vive en la mente de la mayoría; la necesidad urgente de un relevo. Aspiración natural de aquellos que buscan un espacio en las instituciones que se precian de ser democráticas. Pero también coinciden en que debe realizarse sin traumas y garantizando la subsistencia del partido, por el bien y la salud del país. Para ello se quiere un cambio que no altere la armonía y la paz institucional. Pues como dice – José Pablo Feinmann- eso: «Significa que la política debe, ante todo, calibrar la resistencia del poder que se propone alterar».
Corresponde a Carolina Mejía, la tarea titánica de propiciar en el PRM, la renovación con una visión inclusiva y participativa, donde prevalezca el respeto a la institucionalidad. La integración de los viejos robles, de la nueva generación y los de edad intermedia. Y creo sin temor a equivocarme, que ella asumirá esa responsabilidad, sabiendo que su misión más que ocupar un cargo, representa la garantía de ser un puente de avenimiento de todos sus compañeros de partido.