La precisión y la rapidez con que Danilo Medina ha ejecutado su golpe de mano en el PLD recuerdan las operaciones de asalto militar.

Y la rendición inesperada de Leonel Fernández, en penosa humillación, corrobora la imagen del final de una sagaz acción castrense que luego de escaramuzas, corre-corre  y resistencias de los sitiados termina con el cabecilla contra la pared, manos arriba y entregado a lo que decida el  jefe del pelotón.  Se rumora que a Leonel, entre otras cosas, le tenían lista su expulsión del PLD.

Ahora, el jefe del ejército morado no es el León, sino el Capitán Medina, y en lo adelante los Varguitas, los Sonia Mateo y los Maldonados permanecerán en la madriguera del primero, pero mirando hacia el rancho de campaña del segundo, en espera de la señal verdadera. En el PLD, hasta el 2020, el león “presidirá” y el capitán mandará.

Y es que no ha habido un sincero acuerdo entre leonelistas y danilistas, sino una imposición brutal del poder presidencial para conseguir en el Congreso votos que no se  tenían y modificar la constitución para beneficio personal de Danilo y su grupo.

Es decir, Leonel y sus tropas no fueron espontáneamente a firmar el pacto, sino a rastras y contra su voluntad, mareados por las promesas de dadivas y privilegios, unos, y empujados por las puntas de las armas del poderoso Estado, otros.

La desfachatez es tal que, por ejemplo, según los términos del “acuerdo”, a cambio de apoyo para la reelección Danilo respaldaría la candidatura de Félix Bautista en San Juan de la Maguana, y la repostulación del alcalde de San Francisco de Macorís, Félix Rodríguez, acusado de un desfalco multimillonario en el ayuntamiento, por lo que cabe pensar que en lo adelante el procurador y la fiscalía desistirán en la persecución de esos y cualquier otro caso que involucre a funcionarios de los gobiernos de Leonel Fernández. En otras palabras, la impunidad seria total: frente a jueces y en el ministerio público.

En resumen, la ambición de Danilo y su grupo han terminado con el último reducto de principios que quedaba en el PLD.

Ahora tenemos a todo el Comité Político, unánime,  en franco desenfreno de poder, drogado por un pragmatismo letal para la institucionalidad democrática del Estado y que empuja al país hacia inminentes confrontaciones e incertidumbres políticas.

El PLD ha convertido al país en un peligroso merengue institucional y la insaciable ambicion de poder y riquezas de su cúpula no respetará “candados”, la única salida es la lucha decidida del pueblo por un cambio político en el 2016.