La primera dama de la República, Cándida Montilla de Medina, realiza una ingente tarea de prevención pública contra un enemigo mortal para la mujer dominicana: el cáncer de mama, condición que ha registrado avances alarmantes en el país en años recientes con cifras que alertan a cualquier sociedad, llevando aliento y esperanza a las féminas que han sido víctimas de ese flagelo.

A través de una serie de programas proactivos, y con el apoyo decidido de numerosas ONG’s a nivel nacional, la esposa del presidente Danilo Medina viene insistiendo desde hace años en el valor de la prevención, cuidado y diagnóstico temprano, única garantía para revertir la tendencia en el porcentaje de aumento de ese mal entre las mujeres de la nación, el cual ya no discrimina en edad ni sectores sociales.

El ritual de prevención no es sólo en el mes de octubre. La Primera Dama dominicana viene trabajando desde el 2012 para revertir el aumento del cáncer de mama por medio de un plan abarcador de concientización y prevención no sólo verbal sino a través de servicios precisos que incluyen mamografías, consultas, orientación, y énfasis de vigilancia permanente frente a un enemigo letal que acecha de manera silenciosa.

En países desarrollados como Estados Unidos, Francia y Alemania se estima que al menos entre seis a ocho de cada diez mujeres en edad reproductiva podrían ser víctimas del terrible mal, según cifras de la Organización Mundial de la Salud. La cruzada, denominada Luchemos hasta detenerlo, busca sensibilizar a la mujer dominicana para que no posponga sus exámenes de rutina ya que pone en juego su vida misma. Y éste sólo puede ser derrotado cuando se detecta a tiempo.

Las mujeres dominicanas, jóvenes y maduras, se merecen una oportunidad de vida. Apoyemos las buenas causas con justicia social, de equidad y de género por el bien de todas y de todos.

La salud no es solo un valor agregado en el ser humano. Es su valor absoluto. La pérdida de ella conlleva dolor, ruina y pesar a corto y a largo plazo. En el caso del cáncer de mama, su legado destructivo es de miles de huérfanos y viudos. El informe más reciente sobre el avance del cáncer en el mundo, difundido por la OMS en 2012, estima que cada año 8.2 millones en todo el planeta fallecen por ese mal en sus múltiples expresiones. Y se pronostica que en la próxima década la cifra aumentará a 22 millones.

En el caso de la República Dominicana, es bueno recordar que una de cada ocho mujeres en el país padece de cáncer de mama y más de 500 casos se diagnostican cada año en el Instituto de Oncología Dr. Heriberto Pieter, según datos de ese centro médico nacional.

La cruzada contra el cáncer de mama que conduce de manera firme y decidida la primera dama Cándida Montilla de Medina merece y debe tener todo el respaldo permanente de los sectores más conscientes del país, por encima de banderías de política partidista.

El cáncer de mama no es un asunto de juegos ni del azar. Es demasiada extensa la estela de dolor y trauma que deja marcada en esposos, hermanos, hijos, hermanas, madres, tías sobrinas, y en general toda la familia y a una nación traumatizada.

Alguien afirmó una vez que el progreso y el desarrollo de un país se pueden medir por el diámetro de las aceras por donde caminan sus ciudadanos y por la manera en que son tratadas las mujeres. Las mujeres dominicanas, jóvenes y maduras, se merecen una oportunidad de vida. Apoyemos las buenas causas con justicia social, de equidad y de género por el bien de todas y de todos. El silencio asesina, y la información veraz libera. Es justo y necesario…