Es cierto lo que dice la JCE en  comunicado publicado por el pleno de ella en los diarios nacionales de fecha 21 del mes de agosto  en curso. La Junta afirma,  con razón, que el periodo electoral inicia después de la proclama que haga ese organismo y será solo después de esa ceremonia que quedará habilitado el periodo electoral.

La Junta llama la atención de los partidos, a propósito del activismo que muestran casi todos sus representantes incluyendo al presidente de la Republica. Pero el órgano electoral debió tomar en cuenta al momento de publicar su comunicado que las previsiones de los artículos 87 y 88 de la Ley Electora relativas al inicio del periodo electoral se refieren a las elecciones nacionales y no a las necesarias campañas internas de los partidos donde cada aspirante a ser candidato trata de obtener la simpatía de sus copartidarios.

Parece justificado que cada aspirante se esté moviendo pues ya es sabido que camarón que se duerme, se lo come otro camarón.

Es el artículo 69 de la citada Ley Electoral el que establece la obligación de que los partidos al presentar propuestas de candidaturas deben depositar entre otros documentos el acta de la convención que nominó al candidato de que se trate. Como las convenciones de cada partido están reguladas, conforme a la ley vigente, por el estatuto de cada una de esas instituciones políticas, éstas fijan su fecha de escogencia de candidatos libremente y esto implica una campaña interna que algunos, incluyendo a la Junta, tienden a confundir con campañas electorales generales.

Estamos en espera de que las nuevas leyes que regularán a los partidos y la actividad electoral en el País, establezcan normas que eviten este tipo de preocupaciones.

Algunos partidos, como el PRM, están en proceso de  inscripciones y elaboración de un padrón a partir del cual se habrán de escoger sus nuevas autoridades y posteriormente, tal vez, las candidaturas para las elecciones del año 2020. Parece justificado que cada aspirante se esté moviendo pues ya es sabido que camarón que se duerme, se lo come otro camarón. El País solo aspira que estas movidas propias de la democracia, se hagan sin aspaviento y sin perturbar la paz ciudadana y el orden legal.