He revisado desde las “elecciones” de Trujillo a esta parte y descubro que es la primera vez (y dudo de algo semejante en otro país) en que se haya dado un fenómeno de mutismo electoral tan acentuado como el que vemos hoy: un candidato a la reelección que no habla y sólo hace campaña con su gente cercana y los fenicios de los partidos “opositores” que ha comprado, y un presidente casi clandestino del partido que lo postula, que tampoco habla. Y cuando alguien pregunta por qué, en el PLD contestan: “mñii ulpcuppur eñeitolt cu pucsi ju jua…” (que es el habla de los mudos que tendremos que aprender para entenderlos).