Nueva York.-Algo extremadamente raro ocurre en un mundo donde papas, dictadores y reyes renuncian a sus posiciones, retienen sus privilegios, y nosotros asumimos  todo eso como “algo normal”.  Si ellos están soltando el timón de mando y saltando al primer salvavidas disponible, como el capitán del crucero Costa Concordia, eso debería desatar una preocupación colectiva.

Benedicto XVI renuncia al papado, asume el empleo de “Papa Emérito”, convirtiendo a Fidel Castro  en “Dictador Emérito y al rey Juan Carlos en “Rey Emérito”.  Irak, Libia y Ucrania se desintegran, Israel y Palestina recrudecen su crisis, el mapamundi diseñado por Occidente está colapsando.

La impunidad es la nueva justicia internacional.

El presidente Barack Obama advirtió que si el dictador sirio, Assad, usaba armas químicas, sería castigado.  Assad las usó y nada pasó.  Vladimir Putin arma a unos lunáticos ucranianos que derribaron un avión de pasajeros y nada pasa.

Los otrora poderosos, hoy son débiles.  Putin narigonea a Europa porque controla la “seguridad energética” del continente, es intocable, Putin es el poder mismo, nada le pasará.

Ante el colapso soviético de 1991, el  presidente George Bush padre declaró victoria y prometió un “Nuevo Orden Mundial”, dirigido por Estados Unidos. Eso no salió de su cabeza. Ahora Putin nos trae el verdadero “Nuevo Orden Mundial”, donde él es la Vaca Sagrada.

Aceptando el fin de la supremacía estadounidense, el presidente Obama dijo estar “liderando desde atrás” en Libia, de donde luego huyó por la puerta trasera.

Su liderazgo desde la retaguardia creó dos peligrosos vacíos de poder en Irak y Siria, donde nació el nuevo y radical Estado Islámico, rediseñando el mapa mundial.

Obama envía a Irak las mismas tropas que sacó, y falta más.

Se cuece otra crisis financiera y el ébola nos amenaza, el final del gobierno de Obama luce calamitoso.