A nadie le preguntan de qué partido es. Ni le piden “mojarle la mano” a alguien. Ni lo marginan por ser mujer. Ni le proponen ser testaferro de nadie. Ni le garantizan un paquete de obras.  Ni lo excluyen por su procedencia de clase. Ni le exigen ser dueño de empresa. Ni le dan “oreja” para que gane. Todos concurren en igualdad de condiciones a los concursos para la construcción de las escuelas del 4%. Eso va bien. Se está sentando un excelente precedente. Danilo Medina y Josefina Pimentel deben velar porque ningún bandido lo dañe.