La Constitución dominicana del 2010 establece que, el Escudo nacional “Lleva en el centro la Biblia abierta en el Evangelio de San Juan, capítulo 8, versículo 32”. (Capítulo VII, Artículo 32). Logro reclamado por el amigo Carlos Peña frente a Álvaro Arvelo.

Sin embargo, si tomamos como referentes las colecciones de escudos nacionales existentes jamás podríamos llegar a esta conclusión tan incierta y arbitraria.

Veamos:

Al examinar la colección de escudos nacionales, hasta 1913 cuando la Iglesia tomó el control del símbolo patrio, podemos comprobar que en todos los esquemas de nuestros escudos nacionales solo aparece un texto abierto con “garabatos ilegibles”, ecepto los siguientes con encabezados legibles:

a) Escudo de 1860 : JONES  LUCE.

b) Escudo de 1866 : EVANGE  CAP 2

c) Escudo de 1866 : JEAN   LUCAS

d) Escudo de 1867 : JEAN   LUCAS

Entonces ¿ De dónde sacaron que el escudo nacional ”Lleva en el centro la Biblia abierta en el Evangelio de San Juan, capítulo 8, versículo 32”? ¿Dónde encontraron la representación de un escudo nacional mostrando el capítulo 8 de Juan? ¿Dónde dejaron a Lucas? ¿Por qué hablar de Biblia y no del Libro de los Evangelios como dice el de 1866 que citamos? ¿Por qué violentar la voluntad de nuestros fundadores?

La respuesta podríamos encontrarla en el campo de la ignorancia, más bien en la confusión que han creado los intereses ideológicos clericales y políticos tenebrosos, los que han venido manipulando nuestra ficción histórica, la adulterada que se enseña en las escuelas.

Recordemos que el escudo original confeccionado Duarte y los trinitarios fue mutilado por el clero; eliminaron el Gorro Frigio y la serpiente Oróbolo que come su propia cola, los símbolos masónicos del liberalismo anticlerical que odiaba el Arzobispo Portes, el que excomulgó a Duarte, pues, la Iglesia fue la gran antidominicanista , la gran  persecutora de Duarte y sus trinitarios, asunto que oculta y la avergüenza.

Recordemos que la palabra Libertad que aparece en el escudo fue odiada por una Iglesia que estuvo opuesta a fundar La Patria. Recordemos que el Juramento Trinitario mencionaba la Santísima Trinidad de los masones, la trinidad de un dios inmanente que odiaban los católicos.

Recordemos que la Iglesia ha pretendido pasar como amiga de Duarte siendo su persecutora. Recordemos que estamos repletos de “historiadores” genuflexos y de sastres que le ponen sus trajes a la historia, seres temerosos que mantienen sus bocas calladas por mandato del clero. Recordemos que la historia ha sido y sigue siendo escrita al revés. No utilicemos a La Patria, a este terruño de todos, para promover doctrinas excluyentes y sectarias como lo es el cristianismo y otras tantas confesiones, en especial el catolicismo de romano.  ¿Por qué añadir una confusión más  a la historia?