“La desigualdad es la causa y consecuencia del fracaso del sistema político, y contribuye a la inestabilidad de nuestro sistema económico, lo que a su vez contribuye a aumentar la desigualdad”. (Joseph E. Stiglitz).

El mundo devino en una tormenta perfecta: crisis sanitaria, económica, social y laboral ocasionada por el Covid. De 205 países en el mundo solo China vio crecer su economía en el 2020 a un 3% del PIB. Para el 2021 se prevé en ese país una tasa de 8 a 9 % del PIB de crecimiento. América Latina y el Caribe, en el 2020, la pobreza aumentó: 22 millones de personas y 8 millones de indigentes.

En el 2020 lo que vimos, al mismo tiempo fue una deflación, esto es, disminución de los precios como consecuencia de que el ritmo de la oferta y la demanda de bienes y servicios, más la cadena de distribución globales, cuasi colapsada, generaron una caída estrepitosa de la economía. Para el 2021 la economía mundial promedio crecerá alrededor de un 5%. Estados Unidos se situará en alrededor de un crecimiento de 6% con una tasa de inflación de 5%. En el 2018 y 2019 la inflación de ese país del norte se situó en 1.8 y 1.9.

En República Dominicana el PIB decreció 6.9%, esto es un decrecimiento de la economía y el déficit fiscal arribó para el 31 de diciembre de 2020 a 7.7 del PIB, equivalente a un monto de RD$450,000 mil millones de pesos. Perdimos en el 2020 alrededor de US$10,000 mil millones de dólares. Nos situamos en un retroceso al 2018 y el desempleo y suspensiones formales remontaron cerca de un millón.

Saber dirigir es saber priorizar tomando en cuenta el contexto, la realidad y la agudeza de la pertinencia para afectar lo menos posible a los actores involucrados. A menudo tenemos varias agendas simultáneas que es necesario abordar y muchas veces una deviene de las otras. El cómo abordemos esa realidad, merced a una coyuntura dada, determinará el grado de éxito por las consecuencias que se derivarían.

¡Es el caso de los aumentos salariales, el desempleo, la inflación y la recuperación económica! Comencemos por decir que por mandato se requiere revisar los salarios mínimos, que cada dos años se estila. República Dominicana es el cuarto país con el salario mínimo más bajo de la región después de Venezuela, Nicaragua y Haití. Hace dos años México se encontraba en este horrido ranking, sin embargo, Andrés Manuel López Obrador, su presidente, aumentó los salarios mínimos significativamente.

En República Dominicana tenemos tres salarios mínimo no sectorizados:

  • Grande empresa: RD$17,610.00.
  • Mediana empresa: RD$12,107.00.
  • Pequeña empresa: RD$10,730.00.

Esos tres salarios mínimos se formalizaron mediante la Resolución 22/2019 del Ministerio de Trabajo. La Resolución 36/2019 llevó el salario mínimo de las Zonas Francas a RD$11,500.00. En Turismo nos encontramos con tres salarios categorizados por la magnitud de estas:

  1. Grande empresa: RD$11,598.00.
  2. Mediana empresa: RD$ 8,321.50.00.
  3. Pequeña empresa: RD$ 7,488.83.00.

Los vigilantes ganan en la actualidad un salario mínimo de RD$15,000.00. En la industria de la construcción hay alrededor de 16 salarios de acuerdo al oficio técnico que ejerza cada trabajador (plomero, varillero, pintor, etc.). Para tener una idea de la dimensión de la precariedad salarial en la sociedad dominicana preciso es acotar:

  • 43% de los empleados y trabajadores, tanto del Sector Público como Privado, ganan menos de RD$10,000.00. Son 314,832.
  • 94%, vale decir, 712,669, ganan entre RD$10,001.00 a $15,000.00.
  • 83%, esto es, 343, 329, ganan entre $15,001.00 a $20,000.00.
  • 71% ganan más de RD$25,000.00, equivalente a 524,446.
  • En la Administración Pública, 28.22% gana más de RD$50,000.00
  • Del 25.71 que gana más de RD$25,000.00, solo un 11% gana más de RD$50,000; esto significa apenas 57,669 personas.
  • En la Administración Pública el salario mínimo es de $10,000.00. Sin embargo, hay 11,601 empleados que ganan menos de $10,000.00. Ganan un promedio de $5,653.66.

En el estudio de Participación Ciudadana acerca de los avances en el cumplimiento de la Ley general de Salarios del Estado Dominicano en la Administración Pública, nos encontramos:

  1. Menor a $10,000.00                       11,601              85%
  2. De $10,001.00 a $30,000.00      179,059            33%
  3. De $30,001.00 a $50,000.00     105,942            64%
  4. De $50,001.00 a $70,000.00       30,449             3%
  5. De $70,001.00 a $99,000.00        73,074           68%
  6. De $100,000.00 a $200,000.00   11,572           80%
  7. De $200,000.00 a $300,000.00     1,115           27%.
  8. De $300,000.00 a $400,000.00       324           08%.
  9. Mayor a RD$400,000.00                     83            02%.

En la Administración Pública el 71.78% gana menos de RD$50,000.00 y solo 28.22% gana por encima de RD$50,000.00 Estos sueldos/salarios, tanto del Sector Público como Privado, conviene situarlos en su verdadero contexto, la capacidad real, su capacidad de compra en el mercado. Una cosa es el salario nominal y bruto, y otra es el salario real que significa el grado con que el ciudadano asume los retos para hacerse con los bienes y servicios necesarios, como hacer frente al costo de la canasta familiar de acuerdo a los ingresos familiares.

Partimos de que, en cada familia hay dos personas con ingresos. El Banco Central tiene elaborado 5 Quintiles que van desde el número 1, el de menor ingreso, hasta terminar con el 5 que es el de mayor ingreso. Veamos:

QUINTILES: Mayo 2021:

  • RD$ 22,463.32.
  • RD$29,345.86.
  • RD$34,915.89.
  • RD$40,804.09.
  • RD$63,403.44.
  • El promedio de los 5 Quintiles es de RD$38,177.00.

Esa es la realidad salarial en República Dominicana donde los salarios se constituyen en el elemento fundamental de la mayoría de las empresas para el logro de “su competitividad”. Los exiguos salarios son las válvulas de sus ajustes en los factores de la producción y con ello, en los costos totales de la producción. La productividad no es valorada en tanto: entrada, insumos y salida para la determinación de la eficiencia. ¡No hay dimensión de la tecnología, estructura, procesos como decantación, diferenciación de la competitividad!

La inflación anualizada ha sido de un 10.48%. No cabe duda de que hay factores exógenos, empero, hay elementos internos que gravitan ya sea por la profunda debilidad institucional y la poca conciencia cívica y de civismo de los comerciantes, así como un dejo de la política monetaria y financiera. ¿Qué hacer con los aumentos salariales tomando en cuenta todos estos factores más el Informe del PNUD del 23 de junio?

Nos iríamos por el equilibrio: un aumento de un 20% al salario mínimo. 12% en este año para hacer frente a la inflación acumulada (10.48) y un 8% a partir del 2022, que la economía estará en una mayor fase de expansión, con todos los sectores incluidos. Hay que considerar que no es solo la mirada de aquellos que han perdido su poder de compra, como consecuencia de la inflación, sino de aquellos que no han podido recuperar sus empleos (170,000 a 200,000) en la economía formal

En medio de una incertidumbre que no se agota ni se muda, como consecuencia de la pandemia, al unísono deberíamos de asumir decisiones donde el populismo sindical no tenga cabida, ni la insensibilidad y la indiferencia de parte del empresariado acogote aún más a los sectores más vulnerables. Se requiere de una estatura acorde a los tiempos que transcurre y que ha visibilizado la necesidad de construir un gran pacto social y político. El Gran Pacto Social y Político, la clarinada final, nos lo acaba de dar el Informe del PNUD: “Al 68% de la gente en R. D. no le importaría tener gobierno no democrático”. Eso, sencillamente se llama el potencial de un vengador social. El Vengador social no es el problema sino las debilidades profundas de la democracia, de las carencias y falencias para no satisfacer las necesidades mínimas vitales de la ciudadanía. Ya lo decía Joseph E. Stiglitz “La pobreza es como vivir en la cárcel, vivir esclavizado esperando ser libre”.

El empresariado frente a un Vengador social, populista y sin cabeza, su fuerza y energía es la sangre de ellos y lo será por la torpeza en que se mueven. ¡Son veleidosos! No tienen ni siquiera una agenda como clase, se mueven en función de sus intereses corporativos, particulares y no lo hacen como fuerzas sociales, con visión y misión democrática que es la mirada a profundizar en el tejido empresarial-institucional-social. Así como los intereses de un gobernante no pueden gravitar sobre aquellos que financiaron sus campañas sino sobre sus electores. Un verdadero capitalista, burgués, no debe de jugar a la esquizofrenia de la partidocracia porque ponen en peligro su existencia. Lo que pasó en los últimos 8 años expresa meridianamente el fondo del hoyo en que nos encontrábamos.

Como nos diría Idalberto Chiavenato en su libro Gestión del Talento humano “… Así, cada recurso productivo tiene su costo y su beneficio, o su inversión y su rendimiento. El emergente sistémico o efecto sinérgico es lo que hace que el beneficio sea mayor que el costo y que el rendimiento compense la inversión”. El salario es la fuente primordial para satisfacer las necesidades humanas.