En la vida hay que tomar decisiones firmes y enfáticas. Esta conclusión me alcanza aún más cuando me doy cuenta de cómo pasa el tiempo. Irreversible, rápido e independiente. Y me lo observó, claro, siempre al notar que aun otro año casi ya pasó. Y me pregunto – ¿Qué has hecho?- y me pregunto – ¿Por qué?

¿Y ustedes? ¿Qué han hecho en los pasados 12 meses? ¿Llevaron las vidas felices, tranquilas y saludables como lo habían planeado? ¿Alcanzaron metas? ¿Pasaron hitos? ¿Cumplieron plazos?

Yo tampoco, todavía.

Entonces, en honor del tiempo, que siempre nos falta, elijo mis palabras con cuidado. Es mi último texto del año que termina, entonces quiero hacer que cuente.

Y así, no quiero hablar ni de la política ni de las finanzas. No me interesa quien nos roba el poder o cuales son los más adinerados del planeta. Los que se forran me aburren. Aún más considerando el desvanecimiento del tiempo.

Ni pienso deliberar sobre la popcultura, ni los medios sociales. Hoy no me interesa que ropa se ponen en las alfombras rojas o porque no se ponen ninguna. No quiero saber quien ofendió a cual otra persona ridícula públicamente esta y otra semana.

Ni voy hablar de las guerras, ni de las poesías. La grandeza de las dos es tan excesivamente indeterminada que nuestras mentes fallan al agarrarla.

Ni menciono todos los gritones, ni tan numerosas lloronas. Me basta mi propia lividez.

Hoy me concentro sin división de atención en el tiempo. Nuestro, propio, pero prestado. El tiempo tiene esta propiedad particular, que a pesar de estar siempre de paso, parece nunca terminarse. Y nos cuesta recordar que es solo ilusión. Entonces en honor del tiempo tan asombrosamente limitado y nuestras vidas tan fugaces de cualquier control les deseo perseverancia.

Y que nuestro año nuevo, el cual va a llegar de cualquier manera, lo tratemos más conscientemente. Y que el tiempo que nos queda, el cual, también, va a pasar de cualquier manera, nos resulte más lleno de esencia.

Más nuestro, más propio y un chin, chin menos prestado.

Felices fiestas y nos vemos en enero.