Sí, en forma y esencia, hacer tregua fue la resolución de la sesión del Comité Central del pasado sábado para orientar por otro camino su larga y tormentosa lucha fratricida que ha puesto en peligro su dilatado tiempo en el poder. Con la propuesta y aprobación de la resolución de mantener la tradición de elegir sus precandidatos presidenciales por aclamación, y que hiciera Danilo Medina, la crisis del PLD toma el camino de su solución que es dejar pasar la candidatura presidencial de Leonel Fernández para los comicios del 2020. En tal sentido, el PLD no sólo iniciaría una reconducción de sus diferencias internas, sino que en cierta medida podría retomar la iniciativa política. Eso obliga a la oposición a replantear su estrategia de cara esos comicios.

Parece que comienza a imponerse la lógica/deseo que subyace en la conciencia colectiva de ese partido que indica que más que destruir a Leonel, sobre todo, lo importante para los intereses de la generalidad de los miembros de esa colectividad político/social es mantener el poder. En la sombra de ese poder quieren permanecer los que han amasado grandes fortunas, los que viven de sueldos que se los sueñan funcionarios de países de desarrollados. También aquellos que viven de la gracia de papá/partido, los hijos de los grandes y medianos dirigentes que disfrutan grandes sueldos y becas en el exterior. Eso parece haberlo comprendido Danilo, a quien talento y voluntad no le falta para impulsar un proceso de establecimiento de nuevas reglas de convivencia en el PLD. 

Pero las tensiones y graves contradicciones de ese partido no han terminado, Danilo puede apaciguar y proponer a sus seguidores la ruta para intentar mantener en el poder su colectividad político/social/empresarial. No obstante, la lógica de los intereses políticos individuales y grupales al final terminan imponiéndose, erigiéndose en obstáculos a cualquier nueva estrategia de conservación del poder. Además, más potente que esos intereses son los hechos, los escandalosos hechos de corrupción de los gobiernos peledeistas, máxime los relacionados a Odebrecht y su Punta Catalina. El Danilo no candidato tiene menos posibilidad de controlar sus huestes que el Danilo/presidente, determinando que las fuerza centrifugas que gravitan en su grupo se manifiesten más fuertemente. El post Danilo apenas comienza.

En tal sentido, la situación del PLD se mantiene compleja, pero el cuadro político ha cambiado y la oposición en todas las franjas que, consciente e inconscientemente, en el diseño de sus estrategias esperó un desenlace catastrófico de la crisis del PLD, tiene que revisarse y replantearse una clara y unitaria estrategia de poder. Comenzando con visibilizar la fuerza política que, junto a otras fuerzas realmente interesadas en vencer el reelecionismo, asuma una indoblegable confrontación contra cualquier candidato del peledeismo. Si es Leonel, no subestimarlo como hizo el danilismo, porque a pesar del fardo y rechazo que tiene, aún posee innegables recursos personales y materiales para dar la pelea por el continuismo. 

Pensando en el desenlace catastróficos de las guerritas peledeistas, muchos sectores de la oposición se enfrascaron en procesos de negociaciones simultáneamente entre grupos, con un grupo, bilaterales con ese grupo y con otras fuerzas en torno a candidaturas. Además de relativa poca transparencia, en sentido general, ese irracional laborantismo arroja unos resultados que bien podrían ser mejores en términos políticos. Algunos, al tiempo que decían trabajar para una gran coalición trabajaban para la creación de otras coaliciones o “polos”. Sin descuidar el tema de candidaturas, la oposición tiene que hacer política, concertar sin incurrir en negociaciones a varias bandas, sino de manera transparente en una sola mesa.

Otros, contrario a todo pronóstico, a lo que dicen pasadas experiencias, las mediciones de la generalidad de las encuestas serias, contrario al vasto sentimiento expresado por vastos sectores de la población en Marcha Verde, aún presente, persisten en la idea de organizar pequeños “polos alternativos” para vencer el continuismo. Con eses actitudes repiten las experiencias del 12 y del 16, transitando de ese modo el peor de los caminos para derrotar a una fuerza como el PLD que además de un significativo mercado cautivo de votos, tiene en Leonel Fernández un eventual candidato de innegables cualidades que hacen de él un adversario de suma consideración.

El armisticio en la familia peledeista, acordado en el último Comité Central del PLD da muestra de indiscutible sensatez de la dirección ese partido y particularmente de Danilo, una sensatez que sólo le sería políticamente rentable si la generalidad de los sectores que integran el espectro opositor persisten en las insensateces arriba enumeradas, además de otras no citadas. Esfuerzos para que esa circunstancia sea otra no han faltado y, entre muchos más, el esfuerzo de quienes integramos la Coalición para la Regeneración Democrática del país que ha sido significativo y valorado por sectores que se han sumado a ese proyecto de coalición, como otros que se han mantenido al margen.

Los Lineamientos Básicos de esa Coalición, positivamente valorados por TODOS los partidos y movimientos políticos sociales que lo conocen, constituyen un buen punto de partida en la búsqueda de la construcción del bloque de fuerzas que definitivamente detenga la nueva embestida del reelecionismo peledeista iniciada con su armisticio.