Los argumentos para intentar desprestigiar las protestas que se han multiplicado por todo el país en las últimas semanas son variados. Algunos racionales y otros perversos.

Puedo decir sin embargo que nunca antes para ninguna de las luchas sociales y/o medioambientales que se han librado en nuestro país en los últimos años (Los Haitises, 4%) había encontrado tan pocas voces críticas pero igual me gustaría repasar algunos de sus argumentos:

1-     Protestar no sirve de nada: este es un argumento recurrente contra quienes salen a la calle a ejercer su derecho de discernir de las decisiones públicas. Pero las protestas evidencian un malestar colectivo y cuando otros ciudadanos ven que no están solos en un reclamo la protesta se vuelve un arma poderosa ante los políticos que cuentan con la aprobación de un electorado.

2-     Las protestas las organiza el PRD: Hace mucho que el PRD dejó de ser el referente opositor de Rep. Dominicana. Estas protestas las organizan diversas organizaciones de la sociedad civil que han ido surgiendo en estos años a raíz del descontento creciente de una generación de jóvenes y no tan jóvenes ante el descaro y la impunidad con la que se ha manejado la cosa pública en Rep. Dominicana. Es cierto que van miembros y militancia de PRD a las protestas, como también van miembros y militancia de Alianza País, Dominicanos por el Cambio, Frente Amplio, entre otros. También va mucha militancia del PLD y el PRSC y hasta me atrevería a decir que son mayoría las personas que votaron por esos partidos y ahora expresan su descontento, lo que ocurre es que la dictadura imperante en el seno del esos partidos, que castigan a los miembros que le lleven la contraria a su comité político hace que solo unos cuantos sean capaces de dar la cara y oponerse públicamente. Lo que si se le ha pedido a los partidos políticos es que se abstengan de utilizar sus símbolos partidarios y que no intente instrumentalizar las protestas y sus acciones desde ningún ámbito.

3-     Las protestas tienen un fin político: evidentemente las protestas son políticas porque se están debatiendo errores políticos que están afectando la sociedad. Lo que no buscan las protestas es aupar un partido o demostrar adhesión a un partido. Las críticas ante la corrupción y el mal manejo de la cosa pública se extienden a toda la clase política, no solo a la oficialista.

4-     Las protestas buscan desestabilizar el gobierno: Por el momento el único fin de las protestas es expresar nuestro descontento con las acciones que desembocaron en un déficit sin precedentes en un año fiscal para cualquier economía y que demuestran una perversidad pasmosa en el manejo de la cosa pública. No creo que el objetivo sea desestabilizar un gobierno que fue elegido hace tan poco tiempo por muchos de los que ahora protestan y si que este gobierno señale y juzgue a los responsables de las irregularidades que provocaron el déficit que ahora nos toca pagar a todos.

5-     Las protestas buscan minar la reputación de Leonel Fernández: Más que un objetivo esto es una consecuencia de la ambición sin límites con la que Leonel Fernández se ha manejado al frente de Estado y que con el paso de los años se ha hecho más evidente. Las protestas han servido y tienen que servir para enseñar al mundo las prácticas de un individuo que para satisfacer su estrecha visión del progreso ha protegido a toda clase de delincuentes convictos y ha dado cuna a los que han querido saquear el estado rindiéndole pleitesía. ¿Cómo podemos luchar contra un hombre cuyas últimas acciones, muchas de las cuales precipitaron el presupuesto nacional hacia el abismo en el que nos encontramos, se encargaron de poner al frente del estamento más alto de la justicia (la SCJ) al que fuera su abogado personal, a inaugurar obras sobrevaluadas en miles de millones de pesos y asegurar la elección del candidato de su partido para asegurarse inmunidad? Es normal que la gente vuelque su ira en el único lugar que le han dejado para expresar su descontento.

6-     Las protestas son extemporáneas: Las protestas se dan como reacción a la ruptura del diálogo con el Consejo Económico y Social y posterior imposición de un paquetazo fiscal que refleja las bajezas, no solo del anterior gobierno, sino también de la mayoría de los miembros del actual gabinete que son los mismos y del sistema de poder dejado en ambas cámaras del poder legislativo y muchos de los estamentos del poder judicial. Nos hubiera encantado que después de los cien días que recién se cumplen no hubiéramos tenido nada por lo que salir a la calle pero se nos ha impuesto una realidad ante la que no podemos quedarnos indiferentes.

7-     Las protestas carecen de propuestas concretas: Las propuestas que hizo el Consejo Económico y Social y las demandas de que sea investigado el uso de recursos de estado en el pasado proceso electoral, la sobrevaluación de obras muy por encima de los presupuestado y en general las violaciones a la ley de presupuesto son propuestas más que concretas que se han hecho desde el empresario, la sociedad civil y algunos partidos de oposición.

8- La sociedad completa,  no solo el PLD es corrupto: Este es argumento está en la misma línea de los que se oponían al 4% y argumentaban que no era la inversión sino la calidad lo que importaba. Está clarísimo que la corrupción no solo existe dentro del PLD, igual que está claro que la calidad de la educación es tan importante como la cantidad de la que se dispone para aplicar políticas efectivas. Sin embargo, que vivamos en una sociedad bañada de una cultura de corrupción no significa que tengamos que hacer la vista gorda y permitirla precisamente desde los estamentos que la Constitución creo para combatirla. Es el Estado en responsable de corregir las malas prácticas con políticas contundentes porque esa es precisamente su razón de ser. Si el Estado no garantiza que se cumpla la ley, como era también el caso del 4%, que necesidad tenemos los hombres que vivimos en esta media isla de organizarnos en torno a él. ¿No sería más fácil que cada uno defienda lo suyo como en el viejo oeste o la edad de piedra? Esta sociedad lleva años exigiendo que el estado actúe, porque hay muchos dominicanos y residentes buenos, a mi juicio la mayoría, que no queremos seguir viviendo en un país en el que impere la impunidad y en el que un grupito se haga millonario y acumule poder a costa del dinero de los demás.

9-     Se necesitan los recursos que aportará el paquetazo: Todos somos conscientes de la necesidad de hacer frente a la realidad de cubrir un déficit que heredamos de las malas prácticas del gobierno anterior. Eso no significa que tengamos que atender pasivos a que se continúe sacando dinero de nuestros bolsillos sin pedir explicaciones y exigir responsabilidades. El ex presidente solo quiere hacerse responsable de un crecimiento económico que no heredamos de él sino que es fruto del trabajo y las riquezas de este pueblo y sin embargo no quiere responder ante el enriquecimiento ilícito de muchos de sus funcionarios y al levantamiento de una fundación que no puede explicar con transparencia la procedencia de sus multimillonarios recursos.  Somos un país rico en oro y minerales y con algunas de las playas más bonitas del mundo. Riquezas suficientes como para poder llevar a buen puerto este eterno camino hacia el desarrollo. La carencia más grande la encontramos en los pecados de un puñado de ciudadanos corruptos y en el esfuerzo continuado de la clase gobernante de nuestro país de no invertir en educación y mantener de esta forma a la masa desfavorecida alejada de las riquezas. Sabemos que tenemos que responder ahora con dinero de nuestros bolsillos pero queremos y exigimos que esa dinámica cambie con una administración pulcra que acabe de una vez por todas con la impunidad e invierta en una educación de calidad que siente la base para acabar con este círculo vicioso de pobreza y corrupción.

Estas observaciones que hago sobre algunos de los argumentos que oigo y leo, son el reflejo de mis creencias y opiniones. No hablo como vocero de ningún grupo, porque si hay algo que caracteriza a los grupos que hoy protestan es la diversidad y la pluralidad. Sigo escribiendo mientras ejerzo mi derecho democrático a disentir y como miles y millones de ciudadanos exijo un cambio.