En un acto desgarrador, en Verón, Higuey, un vendedor de cocos viola y literalmente destroza cual animal salvaje, con el perdón de los animales, a una indefensa bebé de 3 añitos de edad. Cerca, en El Seibo, un narcotraficante preso viola a una niña de 16 años en pleno recinto penitenciario supuestamente llevada allí por una religiosa para evangelizar a los internos.
En Santo Domingo, una mujer, y quien sabe cuántas más, es víctima de violencia y frente a sus ojos ve desfilar la muerte burlándose de ella mientras le perdona la vida y su agresor se siente Dios, dueño de su existencia.
En Perú estalla un escándalo de corrupción que envuelve al ex jefe de estado de esa nación y suenan nada más y nada menos que el desgastado nombre del Senador de San Juan, Félix Bautista y el ex presidente Leonel Fernández, que bien no ha salido del archivo definitivo de una querella interpuesta por Guillermo Moreno que lo acusa de corrupción.
El Partido Revolucionario Dominicano se cae a pedazos sin definir el rumbo de esa organización porque hasta el mar abierto les queda pequeño a la sensatez y la cordura de su gente y sus sillas alquiladas. De otro lado, el partido de gobierno, como para romper ojos y echar vainas, lleva a cabo una convención y apila sus sillas en un gesto como de civilización. Y a once años de la muerte física del doctor Joaquín Balaguer es poco lo que avanzamos.
Cientos de familias anegadas entre lodo, agua y amenaza de epidemias por las lluvias tras el asomo de la tormenta Chantal y el drama de nunca acabar de la gente en La Barquita.
Muchos temas, muchos problemas, mucha tela para cortar, pocas soluciones y una luz que no llega ni a vela al final de un túnel que dejó de ser verde esperanza porque se inunda cuando caen dos gotas de agua. Mucho para una islita que encima de todo tiene que compartir territorio con otra nación pobre pero exigente. Y sin ánimo de ser pesimista, surgen pocas respuestas ante tantos males que nos aquejan y una economía cada día más endeble.
Demasiado nos ocupa para que se nos distraiga a blanco y negro con la preferencia sexual de un embajador. Una situación totalmente ajena a nuestros intereses y a los de la nación como Estado que lo recibe.
El señor embajador, James “Wally” Brewster aún no llega al país y un grupo de iglesias convocan a un fallido y ridículo lunes negro en nombre de los principios bíblicos de una iglesia que representa a un Dios que se supone, y es lo que pregonan, nos ama a todos por igual.
En nombre de la democracia y el ejercicio sano de la libertad de expresión, a nosotros los pintorescos que respetamos diversidad, preferencia y colores, nos toca tolerar a los grises que expresan su rechazo a un embajador homosexual. Es una pena que esas energías empeñadas en expresar rechazo a una persona, no sean empeñadas en tomar las calles y exigir justicia cada vez que un sacerdote violador le roba la inocencia y manosea la candidez de un niño inocente en una iglesia. Y chances no han faltado.
A tantos años del escándalo de San Rafael de Yuma y días que pintan largo esperando al cura de Juncalito, no he visto que esos mismos religiosos hayan convocado un lunes negro en rechazo de esas acciones, por sólo mencionar dos casos entre tantos, al contrario, una mano de silencio y hacerse los locos es suficiente para ellos.
Ejerciendo mis derechos, le imprimo colores infinitos a mi Comparsa de hoy en defensa de los derechos de aquellos, los rechazados y señalados que decidieron apelar a la honestidad, dar el gran salto y salir del clóset. Que sus vidas se llenen de colores…porque aquí ya hay demasiado gris!