Nueva York.-Conocí a Francisco (Pancho) Ortega en los 80, en el diario El Caribe, yo era reportero, él era archivista. Se desplazaba ingrávido por la redacción, como los gatos, nadie nunca escucho sus pasos, tenía unas 90 libras, ahora tiene poco más de 100. Al hoy magistrado de la Suprema Corte de Justicia, lo describe aquel verso de Joaquín Balaguer en Lucía.
“Tan lánguido, tan leve y tan sublime”.
Sobre sus frágiles hombros descansa un caso extremadamente pesado, el magistrado Ortega, de aspecto ignoto e insignificante, instruirá cargos en el caso de mega corrupción de ODEBRECHT.
El magistrado Ortega es un hombre serio, de probada capacidad jurídica y gran fortaleza interior. Además, es compueblano de figuras transformadoras de la historia dominicana, en El Caribe le decíamos “el orgullo Ojo de Agua”, Salcedo, viene del hogar de las Mirabal.
Sin el apoyo de todos los dominicanos honestos, el magistrado Ortega no podrá cumplir su misión de desmantelar y encarcelar a una colosal banda de delincuentes políticos.
El Movimiento Verde, pacífica y ordenadamente, como actúa, debe apostarse frente a la residencia del Magistrado Ortega, y a la Corte, tributándole apoyo, garantizando su seguridad.
Por las mañanas cuando el magistrado Ortega salga de su casa, debe ver al pueblo apoyándolo, pidiendo justicia. Cuando llegue a la Corte también, y cuando esté deliberando, debe saber que afuera el pueblo lo apoya y espera justicia.
¡No lo dejemos solo con nuestros acaudalados ladrones honorables!
El magistrado Ortega es el juez del pueblo dominicano
El fenecido magistrado Antinoe Valentín, presidente de la Corte de Apelaciones de Santiago, me dijo una vez, “justicia es lo que pide el pueblo si está en los códigos.”
Muchos políticos degeneraron en delincuentes vulgares, necesitamos que un juez serio, como el magistrado Ortega, se case con la gloria, apoyémoslo.