Nueva York.-El alfabeto chino representa la palabra “crisis” con dos caracteres, uno significa dificultad, el otro oportunidad, porque las grandes crisis paren grandes líderes, que impulsan grandes transformaciones.

Abusivas apuestas bancarias produjeron la gran depresión del 1929.

Esa crisis parió al presidente Franklin D. Roosevelt, quien aprovechó la oportunidad, renegoció el contrato social con su “New Deal” e introdujo muchos programas sociales, como el Welfare y el Social Security.

Durante su administración, en 1932, aprobaron el “Glass-Steagall Act”, que reguló la banca hasta 1999, cuando Bill Clinton eliminó las regulaciones. Los banqueros empezaron a apostar dinero ajeno y, otra vez, todo se derrumbó en el 2008 como en el 1929.

Trump, su ambición, egoísmo, arrogancia, grosería e idiotez, puede destruir la clase política actual  y es desatar la próxima gran crisis.

Barack Obama, contrario a Roosevelt, desperdició la crisis, no renegoció el contrato social, siguió la política de Bush, usó nuestro dinero para rescatar a los banqueros.

Los gobiernos de Clinton, Bush y Obama crearon la bestial desigualdad económica que hoy sufrimos.

Clinton y Bush desataron la crisis del 2008 eliminando las regulaciones financieras y Obama la desperdició, enriqueciendo más a los más ricos. Fue como una “demolición controlada”,  sólo ellos se beneficiaron.

Ahora Clinton, Bush y Obama aseguran que si Donald Trump gana provocaría una gran crisis.

Necesitamos una gran crisis bien administrada para renegociar nuestro contrato social y reducir las pecaminosas desigualdades económicas que nos legaron Clinton, Bush y Obama.

Ninguna transformación político-económica importante ocurre sin traumas y, muchas veces, primero debemos sufrir dolor para sentir placer; muchos tratamientos traumáticos son ineludibles para superar las enfermedades catastróficas.

Las crisis son buenas, dicen los chinos, y Roosevelt lo demostró.

Trump, su ambición, egoísmo, arrogancia, grosería e idiotez, puede destruir la clase política actual  y es desatar la próxima gran crisis. Entonces nuestra misión será elegir a alguien que administre esa crisis equitativamente.

Trump es un demonio sublevado, apoyémoslo.